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Distinción LER a Iván Ljubetic Vargas

Tenemos el agrado de comunicarles que nuestro querido compañero  Iván Ljubetic Vargas, recibirá este sábado 27 de octubre, la Medalla Luis Emilio Recabarren, por su destacada trayectoria como militante comunista y protagonista en la lucha por la democracia.

En sus más de setenta años de militancia ha contribuido a la educación partidaria a través de sus escritos, libros y charlas realizadas en todo Chile, siendo un fiel heredero de Recabarren, un luchador consecuente e incansable, al decir de Berthold Brecht, Un Imprescindible.

Camilo Guzmán Sandoval

HOMENAJE DEL CEILER A CAMILO GUZMÁN SANDOVAL A UN AÑO DE SU PARTIDA FÍSICA

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

“Hay hombres que luchan un día
y son buenos.
Hay otros que luchan un año
y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años
y son muy buenos.
Pero hay quienes luchan toda la vida,
esos son los imprescindibles”
(Bertolt Brecht)

Camilo nació en Temuco el 30 de diciembre de 1940. Posteriormente, su familia se trasladó a Punta Arenas. En esa austral ciudad, cursó el 5º y 6º de Humanidades. A mediados de los años 50 regresó a la capital de la Frontera. Estudió en Centro Universitario Temuco de la Universidad de Chile. Ingresó a la Juventudes Comunistas, a la edad de 16 años. Por entonces nos conocimos, pues yo era el Secretario Político del Comité Regional Cautín de la Jota. Participamos juntos en diversas actividades.

Retornó a Punta Arenas en 1963. Ejerció como profesor en el Liceo de Niñas y en la Escuela Nº 6 Yugoslavia (hoy Croacia).
Después del golpe del 11 de septiembre de 1973 fue detenido. Salió al exilio en Alemania Federal. Residió en Francfort. Allí nos reencontramos.

Desde su llegada al destierro, Camilo desarrolló enorme actividad. Militó en una célula del Partido en Francfort. Fue uno de los fundadores de la Kinderhilfe Chile, institución de ayuda al niño chileno, que se multiplicó por toda Alemania Federal. Trabajó con el ASK, el Comité de Solidaridad Antifascista de la República Federal Alemana y con la Iglesia de ese país.

Participó, como todos los militantes comunistas en el exilio, en la grandiosa tarea de contribuir a financiar la lucha contra la dictadura en Chile, levantando la combativa empanada como un símbolo contra Pinochet.

En 1983, estando yo como Encargado del Coordinador del Partido Comunista de Chile en la Alemania Federal, Camilo fue elegido secretario de organización de ese Coordinador. Una vez más me correspondió trabajar con él. Desarrolló un sacrificado trabajo. Visitábamos cada fin de semana una de las 20 células que existían en ese país, siempre en su automóvil y él conduciendo. Esto durante seis años. En los calurosos días de verano, en los crudos inviernos, con mucho hielo y nieve en los caminos. En la bella primavera, con su tormentas imprevistas. En el otoño de hojas caídas.

Recuerdo que en más de una vez, enfrascados en conversaciones (en ocasiones discusiones subidas de tono) sobre el trabajo del Partido, nos equivocábamos de autopista. Estábamos totalmente perdidos.
– “Camilo –le decía yo- tú tienes la culpa ¿y qué hacemos ahora?, ¡vamos llegar atrasados a la reunión!”

-“Ivancito (siempre me dijo así), ten fe, Dios siempre ayuda a los buenos”. Y, después de meternos en alguna ciudad, retornábamos a la vía que nos llevaría a la reunión programada. Acelerando, a mata caballos, llegábamos a tiempo a encontrarnos con los compañeros que nos estaban esperando.

En otras ocasiones llegábamos a ciudades, que no conocíamos y que, por tanto, no teníamos ni la más mínima idea donde estaba la dirección indicada. Eso nos ocurrió, por ejemplo, en la ciudad de Mannheim, donde las calles en vez de nombre, tienen número. Dábamos vueltas y vueltas. Parece que, de verdad estábamos en el equipo de “los buenos” según la calificación de Camilo, porque de pronto nos encontrábamos frente a la dirección requerida. Entonces Camilo con una sonrisa llena de satisfacción y con una chispa de picardía en sus ojos, me decía: “Ves, Ivancito, como Dios ayuda a los buenos”.

Camilo retornó a la Patria en 1990. Se estableció en Ñuñoa, realizando desde su llegaba una admirable labor. De inmediato se incorporó al Partido, a la célula Santiago Aguilar, en la cual también militó el compañero Luis Corvalán, el más grande dirigente comunista chileno después de Luis Emilio Recabarren.

Con Marcia regresamos a Chile desde el exilio, el martes 23 de octubre de 1990. En el aeropuerto nos esperaban familiares y compañeros. Entre ellos, Camilo. Nos llevó en su automóvil hasta el domicilio donde nos quedaríamos por algún tiempo: Simón Bolívar 1862. Al despedirnos me dijo: “Ivancito, por lo pronto, descansa. El próximo domingo te pasaré a buscar a las 9,30 de la mañana, para que concurramos al Caupolicán. Hay un acto del Partido”.

Como siempre, cumplió Camilo. A las 9,30 horas del domingo 28 de octubre de 1990 me pasó a buscar y nos fuimos al Caupolicán. Fue así como gracias a Camilo, comencé mis actividades revolucionarias en Chile, a cinco días de haber retornado. Concurrí a un gran acto, lleno de banderas rojas. Ese magno evento era para celebrar la legalización del Partido Comunista de Chile, después de la dictadura fascista, en la cual un tal Pinochet, junto a antidemocráticos civiles y militares, pretendieron borrarnos de la faz de la tierra. Resonaron ese 28 de octubre de 1990 los “y que fue…y que fue, aquí estamos otra vez”, las canciones revolucionarias, consignas y La Internacional. Ambos estábamos, como otros miles, plenos de alegría y emoción.

Camilo fue por largo tiempo, hasta el año 2002, miembro del Comité Comunal Ñuñoa del Partido Comunista. Ocupando diferente cargos, entre ellos, como brillante Secretario Político. Entre sus obras, estuvo fundar “La Comuna”, órgano oficial del Comunal Ñuñoa del Partido Comunista.

En los años 1992 a 1996, durante el período del Alcalde Pablo Vergara Loyola, entonces militante del Partido Humanista, Camilo se desempeñó como responsable de la educación comunal. Su eficiente y creadora labor es recordada por los maestros de ese tiempo.

Tengo frente a donde escribo estas líneas colocada una foto. Estamos con Camilo. Ambos con una copa de vino en la mano. Fue para un cumpleaños de mi querido camarada. Éste siempre me echaba tallas porque yo no bebo bebidas alcohólicas. Ese día preparó discretamente a alguien que nos tomara una foto y luego me dijo:

-Ivancito, estoy de cumpleaños y tienes que hacer un brindis conmigo. Me pasó una copa de vino. En ese momento brilló un flash. Quedó inmortalizada la alegre sonrisa y la pícara mirada de un feliz Camilo, que me hizo “pecar” en un día de su cumpleaños. Yo estoy mirándolo, contagiado con su alegría. Más atrás, sentada, se ve a Marcia, que sonríe ante la gracia del cumpleañero.

Camilo terminó sus días militando en nuestra célula, la Julieta Campusano.

Desde la fundación del CEILER se constituyó en un pilar de sus actividades e infaltable conductor de los eventos.

Habían pasado 37 años de ese acto del 28 de octubre de 1990, cuando con Camilo y otros compañeros acordamos asistir juntos el domingo 23 de abril de 2017. Otra vez al Caupolicán, para celebrar una nueva y exitosa legalización de nuestro Partido. Pero en esa ocasión concurrimos sin la compañía física de Camilo. Su noble corazón de comunista había dejado de latir, tres días antes, el jueves 20 de abril de 2017.

El masivo y hermoso velatorio, contó con la presencia de muchos amigos y compañeros, entre estos, una delegación del Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Chile, que en ese momento se realizaba. Fue una demostración del cariño y respeto que se ganó el revolucionario llamado Camilo Guzmán Sandoval.

Porque Camilo fue un recabarrenista ejemplar. Responsable, valiente, estudioso, con un profundo y positivo espíritu crítico. Firme en la defensa de los principios marxistas- leninistas dentro y fuera del Partido. Duro con el enemigo de clase. Fraternal, respetuoso y tierno con sus compañeros. Generoso y solidario. Leal amigo. De gran llegada con los aliados y con todos los que estaban en su entorno. Trabajador incansable. De gran sentido práctico. Sencillo y modesto. Un evolucionario a carta cabal. Y, sin lugar a dudas, un imprescindible, que luchó toda su existencia.

En nombre y representación del Directorio del CEILER, proclamamos:

¡Honor y gloria a Camilo Guzmán Sandoval, consecuente heredero de Luis Emilio Recabarren!

Exitoso acto en homenaje a Juan Vargas Puebla y de solidaridad con Nicaragua

Con enorme éxito se desarrolló ayer, jueves 9 de agosto de 2018, el acto en homenaje a los 110 años de Juan Vargas Puebla y de solidaridad con el pueblo y gobierno de Nicaragua.

Entre el público que colmó el salón Camilo Guzmán Sandoval del ICHIL , se encontraba el señor Arévalo Méndez, Emabajdor de Venezuela; Laura, hermana de Juan Vargas Puebla junto a numerosos familiares del homenajeado; el abogado Eduardo Contreras, miembro del Comité Central del Partido Comunista de Chile; Rosa Hernández, de la Comisión Internacional del PC.; Carolina Teitelboim y Darío Salinas, residentes en México y grandes amigos de Juan Vargas Puebla.

El acto, dirigido por Irene Bravo, expusieron el historiador Iván Ljubetic Vargas; Juan Francisco Jara, Secretario General de la Confederación Nacional de Sindicatos de la Construcción; el diputado del Partido Comunista por el Distrito 9, Boris Barrera.
Finalmente intervino la Embajadora de Nicaragua, señora María Luisa Robleto, quien en una argumentada exposición explicó los acontecimientos ocurridos en su país, las causas de ellos, la acción de los sectores reaccionarios y las medidas adoptadas por el Gobierno sandinista. (Esta valiosa exposición la publicaremos próximamente).

Al acto llegaron numerosos saludos, entre los que destacamos el enviado por la señora María Antonia Navarro Bustillo,. Embajadora de Honduras; de Verónica de Negri (madre de Rodrigo Rojas) desde Washington; de Leo Fonseca, miembro de la Comisión Internacional del PC, de familiares de Juan Vargas Puebla en el exterior.

El acto finalizó con La Internacional. Luego hubo un hermoso momento de confraternidad, de abrazos, saludos, fotos, acompañado de un rico refrigerio.

(En la foto que encabeza esta crónica, aparece interviniendo la señora María Luisa Robleto, Embajadora de Nicaragua, junto a los otros expositores)

El Internacionalista Juan Vargas Puebla

Iván Ljubetic

Juan Vargas Puebla nació hace 110 años en La Serena, el 8 de agosto de 1908. A los 14 años comenzó a trabajar como obrero.

Fue dirigente de la FOCH, Estuvo entre los fundadores del Sindicato de Estucadores, de la Federación de la Construcción, de la CTCH y de la CUT. En las tres centrales fue consejero nacional.

Ingresó a las filas del Partido Comunista en 1932. Fue miembro del Comité Central, de su Comisión Política y de su secretariado.

Es uno de los oradores más brillantes de la historia de Chile.

Fue regidor por Valparaíso entre 1938 y 1941; diputado ente 1945 y 1949: regidor por Santiago entre 1967 y 1971.

Después del golpe de 1973 debió salir al exilio. Estuvo en Argentina, República Democrática Alemana, Bulgaria y México. En este último país, donde residió los últimos 15 años de su existencia, fue asesinado el 21 de enero de 1992.

Reconoció a Recabarren como su maestro. Y hay notoria similitud entre la vida y la obra de ambos. Los dos dedicaron sus mejores esfuerzos a la unidad, organización y educación de los trabajadores chilenos.

Juan Vargas Puebla fue un consecuente internacionalista. Recordemos algunas de sus muchas actividades enarbolando las banderas de la solidaridad internacional.

En “El Siglo”, del sábado 25 de diciembre de 1943, leemos:
“Recientemente se ha celebrado en Colombia el VI Congreso Nacional del Trabajo, en la ciudad de Bucaramanga. A tan importante reunión, llamada a tener amplia repercusión en el movimiento sindical americano, asistió como delegado de la Confederación de Trabajadores de Chile el camarada Juan Vargas Puebla”.

Con fecha 27 de enero de 1944, Juan Vargas Puebla escribió: desde la ciudad colombiana de Buenaventura:

“Con Carlos Godoy Pizarro, en dos o tres días más abandonaremos Colombia con rumbo a México. Nuestra larga estada en este país, después del magnífico Congreso Nacional de la Confederación de Trabajadores de Colombia, se debió al atraso del barco por más de un mes. Este atraso nos ha servido para visitar sus organizaciones sindicales, imponernos de las condiciones de vida y de trabajo de los obreros y campesinos”.

Menciona diez ciudades que visitaron y explica: “En todas estas localidades hemos dictado conferencias en los Sindicatos o en las salas de los Consejos Municipales. Las autoridades se han hecho presente y nos han brindado toda clase de atenciones. Los trabajadores se han entusiasmado con nuestras experiencias sindicales y políticas, de las que hemos hablado extensamente”.
El martes 28 de marzo de 1944, después de más de tres meses de haber emprendido su gira internacional, regresaron a Santiago, Juan Vargas Puebla y Carlos Godoy, consejeros nacionales de la CTCH. Habían participado en el Congreso de los Trabajadores de Colombia y visitado ese país, para continuar su gira por México, Guatemala, Costa Rica y Panamá.

El viernes 20 de octubre de 1944, Juan Vargas Puebla participó -representando a la CTCH- en la reunión constitutiva de la Comisión de Solidaridad con el pueblo argentino.

El sábado 21, acompañó al Embajador de México, señor Luis Rodríguez, en una visita a la zona de La Calera. Habló en un almuerzo que se ofreció al diplomático en el Club Social de esa localidad y en un mitin en el Teatro del Sindicato Cemento Melón. Relató aspectos de su viaje a México y abogó por el establecimiento de relaciones entre Chile y la Unión Soviética.

El domingo 12 de octubre de 1944 tuvo lugar una concentración en el Teatro Victoria de Valparaíso, en homenaje a la Unión Soviética, donde intervinieron, entre otros, Pablo Neruda, quien recitó su “Canto de Amor a Stalingrado” y Juan Vargas Puebla.

El miércoles 29, de noviembre Juan Vargas Puebla habló por Radio del Pacifico. Su alocución “Aplastar el foco nazi en Argentina para garantizar la libertad de nuestra América”, fue un emotivo llamado a solidarizar con el pueblo argentino.

Pocos días después viajó nuevamente a Colombia. Era uno de los cinco miembros de la delegación de la CTCH designada para participar en el Segundo Congreso de la Confederación de Trabajadores de América Latina, CTAL, en la ciudad de Cali, entre el 10 y el 15 de diciembre de 1944. Asistieron representantes de 13 países del continente.

El 18 de agosto de 1945, la CTCH designó a Juan Vargas Puebla y a otros dos dirigentes como delegados al Congreso Mundial Obrero, a realizarse en París del 25 de septiembre al 8 de octubre de 1945. Debido a la intencionada tramitación por el Consulado de Estados Unidos de las visas de tránsito, los tres consejeros de la CTCH sólo pudieron viajar el domingo 30 de septiembre y llegaron a París cuando ya había finalizado el Congreso Mundial Obrero. Este terminó sus labores el lunes 8 de octubre, habiendo fundado antes la Federación Sindical Mundial.

Sin embargo, los tres dirigentes de la CTCH participaron en el Congreso de la CTAL, que inició sus sesiones el miércoles 10, bajo la presidencia de Vicente Lombardo Toledano. Igualmente tomaron parte en la 27 Conferencia de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, que se celebró entre el lunes 15 de octubre y el lunes 4 de noviembre de 1945.

Desde París, Juan Vargas Puebla viajó a México, donde permaneció varios meses, colaborando con la Confederación de Trabajadores de México, CTM. Entre sus muchas actividades en ese país, representó a la CTAL en el V Congreso Americano del Magisterio, en cuya sesión inaugural pronunció -según la prensa mexicana- “el mejor y más aplaudido discurso”.

También visitó Estados Unidos, Cuba y Guatemala, aportando con su valiosa experiencia en los movimientos sindicales.
Juan Vargas Puebla fue dirigente de la Confederación de Trabajadores de América Latina, participó en eventos internacionales como representante de la Federación Sindical Mundial. Viajó a Cuba antes y después del triunfo de la Revolución. Visitó la Unión Soviética.

Resulta imposible relatar todas las actividades internacionales que realizó Juan Vargas Puebla, representando a la CTCH, a la Confederación de Trabajadores de América Latina, a la Federación Sindical Mundial y a la CUT.

Para finalizar, recordaremos un episodio que une el ayer con el presente:

El viernes 30 de abril de 1965 Juan Vargas Puebla llegó a Managua, capital de Nicaragua, para participar en el acto del Día Internacional de los Trabajadores, en representación de la CUT. Ese mismo viernes 30 de abril, se reunió con dirigentes sindicales nicaragüenses. En la noche de ese día, estaba ya descansando en el Hotel Estrella, cuando lo detuvieron ocho policías vestidos de civil. Lo llevaron a hablar con ‘el jefe’, pero lo dejan en un calabozo. Protestó airadamente por el atropello. Exigió ponerse en contacto con la Embajada chilena o con los dirigentes sindicales nicaragüenses. Se lo negaron. Fue incomunicado. Lo trataron groseramente.

No pudo asistir al acto del 1º de Mayo. Pero en éste, el dirigente de la Confederación General del Trabajo nicaragüense, Francisco Bravo, denunció su detención, exigiendo su libertad.

Sólo una vez concluido el mitin realizado en la Casa del Obrero de Managua, llevaron a Juan Vargas Puebla ante el “jefe”, el “Mayor Pérez”, con quien tuvo un agrio diálogo. Fue dejado en libertad.
Gobernaba Nicaragua por entonces, el Presidente René Schick Gutiérrez, un títere de los siniestros Somoza, a su vez, títeres del imperialismo estadounidense.

Han pasado 53 años. Hoy, luego de una heroica lucha armada y jornadas electorales, gobierna Nicaragua el pueblo, a través del Frente Sandinista de Liberación Nacional.

En 1965, Juan Vargas Puebla fue a entregar la solidaridad de la CUT a los trabajadores nicaragüenses, hoy –no lo dudamos- estaría en la primera línea solidarizando con el pueblo de Nicaragua, que sufre –una vez más- los ataques del imperialismo.

Por ello, el Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER, decidió unir el homenaje a los 110 años de un recabarrenista, llamado Juan Vargas Puebla, con nuestro irrestricto apoyo al pueblo de Nicaragua.

Nosotros, fieles al legado de Marx y Engels proclamamos: ¡Proletarios de todos los países, uníos!

Consecuentes leninistas, no perdemos la brújula, y tenemos siempre en cuenta que el enemigo principal de los pueblos, es el imperialismo estadounidense.

Y, como leales herederos de Luis Emilio Recabarren, exclamamos con fuerza y decisión:

¡Honor y gloria al recabarrenista Juan Vargas Puebla!
¡Viva el pueblo de Nicaragua!
¡Arriba la solidaridad internacional!

El Siglo debe continuar publicándose en papel

ELIMINAR “EL SIGLO” DE PAPEL ES TRAICIONAR EL LEGADO DE  RECABARREN

Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER

Luis Emilio Recabarren, venciendo enormes dificultades -persecución policial, destrucción de imprentas, prisión, un Partido muy débil, falta de recursos- fue capaz de fundar once periódicos. Esa herencia es un tesoro para los comunistas.

Siguiendo la senda recabarrenista, un grupo de revolucionarios, basándose en las fuerzas del Partido Comunista y en el apoyo del pueblo, sacó el 31 de agosto de 1940 el primer número de El Siglo.
Este hecho marcó el inicio de su primera etapa, que finalizó con el cese de su publicación el 14 de julio de 1948 como consecuencia de la Ley Maldita. Para reemplazarlo, sacó el 10 de septiembre de 1949 el periódico Democracia, que circuló sin explicitar que era comunista para evitar ser clausurado. El reconocimiento como órgano del PC se produjo en su última edición, en 1952.

La segunda etapa abarca desde el 25 de octubre de 1952, cuando reapareció ocho días antes de que terminara el gobierno de González Videla hasta el golpe fascista de 1973.
Fue en esa etapa cuando inicié a colaborar con nuestro periódico.

Gracias al diputado obrero Medel…

El de 1957 fue un invierno muy crudo. Las torrenciales lluvias hicieron subir el caudal de los ríos de la provincia, provocando grandes inundaciones. Especialmente desastrosas resultaron las crecidas del Cautín y del Imperial. Este último anegó vastas zonas desde Nueva Imperial hasta la costa, dejando damnificadas a gran cantidad de comunidades mapuches.

De Concepción al sur, no teníamos parlamentario comunista. Debido a ello, el Comité Central designó al diputado por Concepción, camarada Santos Leoncio Medel, para que visitara y atendiera, desde el punto de vista parlamentario, el sur del país.

El compañero Medel era un minero del carbón, que no siendo de edad avanzada tenía el pelo totalmente blanco. Hablaba con voz ronca, en forma pausada; era extraordinariamente amable y cordial; entusiasta y apasionado como un joven, optimista y alegre; sencillo y modesto (Mucho después vine a saber que ya por entonces su organismo estaba gravemente afectado por la silicosis, la terrible enfermedad que ataca mortalmente los pulmones de los mineros).
Viajó a Cautín a recoger antecedentes de las secuelas de las lluvias caídas. Me correspondió acompañarlo en su minuciosa gira desde Temuco hasta Puerto Saavedra. Visitamos comunidades mapuches, el barrio Estación de Carahue, la zona costera del Pacífico. Por todas partes desolación y muestras de la indolencia y despreocupación de las penurias del pueblo de parte de las autoridades. Gobernaba el ex dictador Carlos Ibáñez del Campo.

En nuestra casa, mientras tomábamos una taza de té, el compañero Medel me dijo:

– Camarada Iván, le deseo pedir un favor. Resulta que debo escribir algo para el diario, pero como hemos andado los dos juntos y usted es mejor para la pluma que yo, he pensado que usted podría redactar una informacioncita de lo que vimos y de lo que hicimos. No pude negarme. Escribí de inmediato el artículo, poniendo todo mi empeño. Lo corregí varias veces. Después se lo pasé al diputado. Pensé que iba a proponer correcciones. Lo leyó en voz alta y me dijo:

– Muy bien compañero. Le quedó excelente. Mañana en la mañana, apenas llegue a Santiago, lo llevaré a “El Siglo”. Y si usted no tiene inconveniente para ello, lo publicaremos con su nombre.

Acepté feliz, Se hacía realidad un viejo anhelo de escribir en el diario del Partido.

Fue así como, al diputado obrero Santos Leoncio Medel, apareció mi primer artículo en “El Siglo”.

Colaborando durante 40 años

En abril de 1958 escribí un artículo sobre las Juventudes Comunistas con el nombre de José Soto.

En 1959 en mi viaje como delegado al Festival de la Juventud y de los Estudiantes efectuado en Viena escribí varias crónicas, de las cuales se publicaron dos.

En 1961 aparecieron 10 artículos míos; 32, en 1962; 3, en 1963; 4, en 1964; 3, en 1965; 1, en 1966; 1, en 1967; 6, en 1968; 2, en 1969; 13, en 1970; 40, en 1972.

Durante la UP, El Siglo tenía una tirada de 29.000 ejemplares diarios, ocupando el segundo lugar entre la prensa pro allendista, muy por detrás de El Clarín (220.000) y por delante de Puro Chile (25.000), La Nación (21.000) y última Hora (17.000).

La tercera etapa corresponde a la época de clandestinidad, en la que el órgano del PC circuló esporádicamente y con gran dificultad, debido a la persecución que ejerció la dictadura. En ese tiempo el lema del diario era “el primer activista de la revolución chilena”.
La cuarta etapa se extiende desde septiembre de 1989, cuando se convierte nuevamente en una publicación de circulación legal, hasta enero de 2018, cuando dejó de publicarse como periódico de papel, a raíz del incendio de la imprenta en que se editaba.

En esa etapa volví a colaborar. De vuelta del exilio, apareció un artículo mío en 1990; 26, en 1991; 7, en 1992; 4, en 1993; 3, en 1994; 1, en 1995; 5, en 1997.

Prohíben que aparezcan mis artículos

Después de ese año, fui vetado, como es (era) el órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Chile, el hecho que manifestara mis posiciones contrarias a las de algunos miembros de la Dirección Central en materias tácticas, significó que se cerraran a machote las puertas de El Siglo a un militante que durante 40 años colaboró en él sin remuneración alguna.

El 27 de septiembre de 2002, el compañero Guillermo Teillier a propósito de mi libro “Historia del Partido Comunista de Chile. La Crisis que se comenzó en los años ochenta”, me dedicó un artículo de dos páginas con el título de “La crisis de Iván”, donde me trató muy mal, inventando que yo estaba al frente de una fracción (cosa que nunca se aclaró). Entonces, basándome en mi derecho a réplica, escribí una respuesta y la llevé a “El Siglo”. Allí me dijeron que por orden de la Dirección del Partido no se publicaba nada mío. Pero, a pesar del veto del CC, nada ni nadie me quita el derecho de sentirme muy junto a El Siglo. Cuarenta años son más que algo.

Vitrina en la esquina roja de Ñuñoa

En el año 2008, por iniciativa y gracias al impulso del compañero Moisés González, surgió la idea de las Vitrinas. La central y la que se mantuvo durante años fue la ubicada en Irarrázaval esquina Pedro de Valdivia, que llamamos la esquina roja de Ñuñoa. Fue iniciada con los miembros del secretariado del Comité Comunal y más tarde quedó bajo la responsabilidad de la célula Teresa Flores. Funcionó, salvo excepciones, todos los sábados desde el 8 de marzo de 2008.

En su desarrollo participaron, además de miembros de la Teresa Flores, compañeros de las células Américo Zorrilla, Julieta Campusano, Aurora, Santiago Aguilar, Lelia Garreaud, Mario Zamorano y María Marchant.

En muchas ocasiones vendimos veinte ejemplares de “El Siglo”. Y no en pocas, participé voceando y vendiendo nuestro semanario.

En la Vitrina, en la esquina roja de Ñuñoa, sábado 31 de mayo de 2014

No puede desaparecer “El Siglo” de papel

Los que están por decretar la muerte del periódico de papel, argumentan que basta con el periódico digital. Qué poco conocen al pueblo, a los trabajadores. Una vez más esos dirigentes muestran su ignorancia de la importancia de la lucha ideológica. Si fuera verdad lo que ellos sostienen, ¿por qué se mantienen los periódicos de COPESA y de El Mercurio? ¿Por qué, incluso, regalan periódicos gratis?

Ellos comprenden mejor el legado de Recabarren que algunos debieran ser sus herederos.

Recordemos lo ocurrido en 1957, en la llamada “Batalla de Santiago”. En la madrugada del 3 de abril de 1957, matones de la entonces policía política asaltaron, destruyeron la Imprenta Horizonte, que era del Partido Comunista. Rufianes como eran incluso se robaron máquinas de escribir y otros elementos. Simultáneamente realizaron idéntico operativo en las oficinas de “EL Siglo”. Entonces los dirigentes comunistas no buscaron el camino más cómodo.

Actuaron siguiendo el ejemplo de Recabarren y 28 días después de los asaltos volvió a publicarse “El Siglo”.

Ahora, en enero de 2018 un incendio afectó a la imprenta (que tengo entendido no es el Partido) en que se editaba el semanario. Han pasado mucho más de 28 días y lo único que hemos conocido al respecto de la Dirección del Partido es solicitar ayuda solidaria para el compañero dueño de la imprenta siniestrada (lo que es muy justo hacerlo) y tratar de convencernos que basta con la edición digital a la que no tienen acceso la inmensa mayoría de los trabajadores.

La voz de la militancia es la voz del Partido

Lenin en su obra “La socialdemocracia y las elecciones a la Duma”, escribió:

“Todos los asuntos del Partido deben ser manejados –directamente por medio de representantes- por todos los miembros del Partido en un plano de igualdad de derechos, sin excepción”. (Lenin: Obras Completas, tomo 14, p. 253, citado por Otto Kussiner y otros en “Comunismo Científico. Diccionario”, Editorial Progreso. Moscú, 1981, p. 122).

Si bien es cierto que “El Siglo” es el órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Chile, la militancia –según las normas leninistas- tiene derecho a manejar todos los asuntos el Partido.
He recibido numerosos correos de compañeras y compañeros que están incluso desconsolados por la eliminación de “El Siglo” de papel. Es bueno que esa expresión se haga pública.

Exijamos, por ejemplo, que el objetivo principal de la Campaña de Finanzas 2018, que lleva el nombre de la gran compañera Julieta Campusano, sea dotar al Partido y al pueblo chileno de un periódico que sea ojalá sea diario o, por lo menos aparezca tres veces a la semana.

Así nuestro Partido será digno heredero del creador de la prensa obrera chilena, Luis Emilio Recabarren.

Queremos ver al heroico pionero de “EL Siglo” recorriendo las calles de la ciudad.