Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER
En medio del reflujo que vivían las fuerzas democráticas durante el segundo Gobierno de Carlos Ibáñez (1952-1958), como consecuencia de la política antinacional y antipopular que éste aplicaba, el Partido Comunista, junto a Salvador Allende y otros dirigentes revolucionarios, continuaban realizando incansables gestiones por ampliar el Frente del Pueblo.
Y sus esfuerzos dieron resultado. Fue así, como el 29 de febrero de 1956 se fundó el Frente de Acción Popular, FRAP, amplia coalición de la Izquierda. Lo formaron los partidos Comunista, Socialista de Chile, Socialista Popular, Democrático; el Partido del Pueblo, Partido del Trabajo, Partido Radical Doctrinario, la Alianza Nacional de Trabajadores, el Partido de Intransigencia Radical Antiimperialista y la Vanguardia Nacional del Pueblo.
SOBRE LAS BASE DE LA UNIDAD PC-PS
El FRAP se constituyó sobre la base de la unidad de los trabajadores y del entendimiento socialista-comunista. En su nacimiento jugó un papel determinante la unidad de los asalariados, lograda al fundarse la CUT en 1953, que constituyó un significativo aporte al encuentro de la izquierda.
El FRAP fue una coalición en la que participaron dos partidos que tenían líneas tácticas distintas. Por una parte, el Partido Socialista, sostenía la tesis del Frente de Trabajadores; por otra, el Partido Comunista levantaba la línea del Frente de Liberación Nacional.
Luis Corvalán explica al respecto:
“Nosotros levantamos la política del Frente de Liberación Nacional, concibiendo la necesidad de agrupar a muchas fuerzas, al proletariado, a amplios sectores de las capas medias e incluso a la burguesía nacional, a sectores que, perteneciendo a la burguesía están interesados objetivamente, aunque esto no fuera del todo consciente, en cambios sociales, cambios estructurales, en cambios democráticos en la sociedad chilena…
El Partido Socialista, por su lado, levantaba la política del Frente de Trabajadores, que implicaba una negativa al entendimiento con sectores de la burguesía”.
A PESAR DE LAS DIVERSAS APRECIACIONES
Alonso Daire, en su trabajo “La Política del Partido Comunista desde la Post-Guerra a la Unidad Popular”, publicado en “El Partido Comunista en Chile”, sostiene que las distintas estrategias de los dos partidos obreros “surge de la diferente apreciación que se tiene de la alianza política con la burguesía; de la diferente apreciación de la burguesía nacional y, por tanto, la diferente apreciación también del centro político chileno.
“El proyecto del Frente de Trabajadores del Partido Socialista asumía a la burguesía chilena como una burguesía reaccionaria e incapaz de asumir un rol democrático, y por lo tanto la necesidad de la unidad obrera de realizar cambios revolucionarios que aspiraran al socialismo…” El PS concluye –escribe Alonso Daire- que “no se requiere para realizar las tareas que conducen al socialismo de las fuerzas de centro”. Agrega que “el Partido Socialista no tenía intenciones de atraer a la Democracia Cristiana ni a los Radicales ni al Partido Nacional Popular”
SIMILITUD CON PROGRAMA DEL FRENTE DEL PUEBLO
Resulta interesante constatar que el Programa del FRAP no tenía grandes diferencias con el del Frente del Pueblo. En lo esencial planteaba:
1. Contribuir a alcanzar la unidad obrero-campesina;
2. Realizar una profunda reforma agraria, que expropie los latifundios y entregue la tierra al que la trabaja.
3. Nacionalización de empresas en manos de monopolios extranjeros.
4. Democratización del país, derogación de la Ley de Defensa de la Democracia y otras leyes represivas. Mayor participación política del pueblo; y
5. Política exterior independiente y solidaria con los países que luchan por su independencia.
Este era un programa antiimperialista y antifeudal. Representaba los objetivos del la Revolución Democrático-Burguesa, planteada por el PC. “Pero –como afirma Alonso Daire- el programa del FRAP tampoco es la estrategia ideal del Partido Comunista de Chile. Si consideramos las fuerzas que lo apoyan, constataremos que no había presencia de ningún partido de centro que representara a fracciones de la burguesía nacional de tipo progresista, que era la alianza que exigía el Partido Comunista de Chile para desarrollar y llevar adelante tales cambios”.
UNIDAD DE PARTIDOS OBREROS
La fundación del FRAP fue posible gracias a la actitud unitaria de los partidos obreros. Por una parte, para el PC la unidad con el PS estaba –como lo afirma Leopoldo Benavides en su trabajo “Comentarios en torno a un período de la Historia del Partido Comunista chileno (1950-1970)”, en “El Partido Comunista en Chile”- “por sobre cualquier otra consideración teórica o práctica. Por ello la conformación del FRAP cumple, desde esa perspectiva, en el sentido de la creación de una base popular, sólida y hegemónica, sobre la cual debía constituirse cualquier otra alianza política; de allí que el Partido Comunista acepte en este caso, restringir el carácter del FRAP a una alianza circunscrita a los partidos populares, expresando mucho más la línea del Frente de Trabajadores, preconizada por el Partido Socialista”.
Por otro lado, el Partido Socialista aceptó un programa que correspondía mucho más a la propuesta de la Revolución Democrático-Burguesa expresada por la tesis del Frente de Liberación Nacional del PC. Con plena razón pudo sostener, tiempo después, Carlos Altamirano en una entrevista publicada en “Informa” Nº 7, marzo –abril de 1975:
“En los años en que los partidos socialistas del mundo agitaban un anticomunismo estrecho y consignista y desgarraban a la clase obrera en estériles enfrentamientos internos, nosotros (el Partido Socialista de Chile. Nota del autor) promovíamos la unidad de la clase en una central obrera única y postulábamos la necesidad estratégica del entendimiento de los partidos obreros, reclamando para éstos la hegemonía y conducción del movimiento popular. Este aporte consecuente con la unidad superior de la clase define a nuestro Partido y constituye su principal contribución a las luchas de liberación de nuestro pueblo”
UN BLOQUE ANTIMPERIALISTA
El surgimiento del FRAP creó una nueva correlación de fuerzas en el país. Fue un bloque antiimperialista, que enfrentó a la alianza reaccionaria constituida por conservadores, liberales y radicales. Aunque se debe dejar constancia, que el ala izquierdista del PR participó activamente en el movimiento sindical antiimperialista, formando parte de la directiva nacional de la CUT.
Por otro lado, a partir de ese año, la Falange Nacional –transformada luego en Partido Demócrata Cristiano- comenzó a jugar el papel de contrapeso de la coalición popular.
PARTICIPA EN DOS CAMPAÑAS PRESIDENCIALES
Tanto en las elecciones presidenciales de 1958, como en las de 1964, el Frente de Acción Popular presentó la candidatura de Salvador Allende Gossens. En ambas ocasiones, a pesar de alcanzar altas votaciones, fue derrotada.
En 1958, triunfó el abanderado de la derecha Jorge Alessandri Rodríguez. En 1964, el candidato democratacristiano Eduardo Frei Montalva, que contó con el apoyo de la derecha y del imperialismo estadounidense.
Ambas derrotas, y las lecciones de ellas extraídas, resultaron básicas para forjar la necesaria unidad popular que condujera al triunfo del 4 de septiembre de 1970 y a la primavera de los mil días del Gobierno de Salvador Allende.
Así como el Frente del Pueblo fue el paso previo para el FRAP, éste se constituyó en la base de la Unidad Popular.