Iván Ljubetic Vargas, historiador del Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER
El 11 de octubre de 1973, justamente al mes de haberse consumado el golpe, bajo un feroz terrorismo de Estado, el Partido Comunista emite su primera declaración con el título “La Voz de Orden es la Unidad”. Este documento, que fue copiado y distribuido clandestinamente por decenas de combatientes anónimos, decía en algunas de sus partes:
“Se ha instalado en el país una dictadura fascista con la secuela de crímenes y abusos que caracteriza a estos regímenes… La Junta fascista no representa ningún espíritu nacional o patriótico. Su esencia es antipatriótica, atenta contra los intereses de Chile como nación independiente. Trabaja como un apéndice fascista al servicio del imperialismo y la reacción interna…”
“Todas las libertades públicas han sido liquidadas. No hay libertad de reunión, de asociación ni de expresión oral o escrita… Frente a este cúmulo de hechos que revelan la instauración de una dictadura de tipo fascista ¿qué dice la Democracia Cristiana? ¿Dónde está su posición de otrora en contra de toda salida antidemocrática? ¿Qué ha sucedido con su concepción favorable al pluralismo ideológico y político?”
“Hemos conocido la opinión disidente de parlamentarios y dirigentes que encabezan personalidades como Radomiro Tomic, Bernardo Leighton, Renán Fuentealba y otros que se han mantenido fieles a sus principios y han repudiado en declaración pública el golpe y sus secuelas…”
“Pero el actual estado de cosas no será eterno. No prevalecerá la mentira sobre la verdad, ni la opresión sobre la libertad, ni el fascismo sobre la democracia… Los trabajadores y las masas populares se recuperarán del golpe recibido y volverán, sin duda, a regir los destinos de la Patria. Como siempre, pondremos el acento en la organización, la unidad y la lucha de las masas y en el desarrollo creciente de su conciencia política…”
“Debemos poner término al terror ejercido contra el pueblo y abrir paso a nuevos horizontes revolucionarios. Para ello, la voz de orden de la hora presente es la de la unidad más amplia del pueblo.
Unidad para defender el derecho a la vida y poner fin a la represión y a la muerte…” (Ref.: “Desde Chile hablan los comunistas”. Ediciones Colo-Colo, 1976, páginas 23, 24, 25, 27 y 31)