El viernes 4 de octubre de 1957, me encontraba haciendo clases en el Quinto Humanidades del Liceo de Nueva Imperial. Era la primera hora de la tarde. Golpearon la puerta de la sala. Se abrió y entró Herman Pérez, profesor de Matemáticas y Física, militante socialista. Sin saludarme, me dijo emocionado:
– Recién informó la radio que la Unión Soviética lanzó hoy exitosamente un satélite artificial… Juntémonos hoy a las 20, frente al liceo para verlo pasar. Los alumnos aplaudieron. Los más felices eran los siete militantes de la Jota de ese curso.
El resto de la tarde se desarrolló bajo el impacto de la noticia, que en minutos fue conocida en todo el establecimiento. Comentarios, preguntas, opiniones sobre el histórico acontecimiento.
Esa noche, no sólo nosotros dos con el colega Pérez, estábamos frente al liceo. Éramos varias decenas de personas: profesores, alumnos, vecinos.
Habían venido todos los militantes del Partido y de la Jota.
Eran las 20 horas y el cielo estaba raramente muy despejado. Brillaban las estrellas. El colega Pérez explicaba algunos detalles técnicos.
Esperábamos expectantes: queríamos contemplar con nuestros propios ojos el primer artefacto enviado por el hombre al espacio.
Un alumno de sexto humanidades fue el primero en verlo:
– ¡Ahí va, ahí va!, exclamó jubiloso Es como una estrella que se mueve lentamente.
Estalló entonces el grito colectivo: ¡Ahí va!, ¡Ahí va! Y también los aplausos y los vivas al sputnik y a la Unión Soviética. Rompimos la campesina calma de esa noche imperialina. Pisoteamos la Ley Maldita.
Seguimos con la mirada el majestuoso caminar del viajero espacial por el firmamento del sur de Chile.
Vi lágrimas en los ojos de viejos camaradas, en los del carpintero Samuel Salas y en los del zapatero remendón Heriberto Muñoz. Estaban felices y emocionados.
La velada del lunes 7 de octubre de 1957 fue inolvidable. Hubo canciones dedicada a la Unión Soviética. El coro hablado fue preparado con versos de Neruda que hablaban del primer país socialista de la historia.
Mi charla versó sobre el mismo tema. El colega Hernán Pérez entregó antecedentes sobre el primer satélite artificial de la tierra:
– Es una esfera muy pulida de aluminio, de 58 centímetro de diámetro y 83 kilos de peso. Tiene dos pares de antenas de 2,4 y 2,9 metros. Fue este pequeño artefacto –concluyó Herman Pérez- el que ha abierto el camino hacia las estrellas.
Lo más notable de esa velada del 7 de octubre de 1957, fue el número de fondo. Cerca de las 22 horas, las decenas de personas que repletábamos el salón del Centro Pablo Neruda, salimos a la calle para observar, una vez más, el paso victorioso del primer sputnik soviético por el cielo de Nueva Imperial.
Recordando a Violeta Parra en su Centenario, Roja Flor del Pueblo
Para el próximo viernes 6 de octubre el CEILER prepara la realización de la Gran Peña dedicada al centenario del nacimiento de la gran folklorista Violeta Parra.
Dentro de los artistas invitados se encuentra la danza de cuecas y tangos con el grupo Tango Sur, música en vivo con Max Berru, entre otros artistas.
El CEILER convoca a participar en este homenaje sumándose a los diferentes reconocimientos que se están realizando en Chile y el mundo.
Violeta del Carmen Parra Sandoval, nació en San Carlos de Itihue, en la calle Montaña, frente a la Plaza de Armas, el 4 de octubre de 1917. Pronto la familia se trasladó a Chillán. El padre era profesor primario. La madre, de origen campesino, ayudaba haciendo costuras. En 1920 llegaron a Santiago, pero al poco tiempo volvieron al sur. Esta vez a Lautaro. Fue en ese viaje cuando la niña Violeta se enfermó de viruela, que le marcó la cara.
En una entrevista realizada en 1958, relató Violeta: “Mi padre, aunque profesor primario, era el mejor folclorista de la región y lo invitaban mucho a todas las fiestas. Mi madre cantaba las hermosas canciones campesinas mientras trabajaba frente a la máquina de coser”.
El padre no quería que sus hijos cantaran. Cuando salía dejaba la guitarra bajo llave. Pero Violeta descubrió que la guardaba en el cajón de la máquina de coser de la madre. La tomaba, sacaba la guitarra y cantaba despacito. Tenía por entonces siete años de edad. Un día la madre la escuchó y no podía creer que fuera la niña que cantaba tan bonito.
En los años de la dictadura de Carlos Ibáñez (1927-1931) la represión también alcanzó la casa de los Parra. El padre, como muchos otros profesores, fue exonerado de su puesto de trabajo. Aplastado por la cesantía, se dedicó a beber y abandonó la familia. Entonces, la madre debió cargar con toda la responsabilidad del hogar. La situación era muy mala. Eran cinco hijos que tenía que criar.
Sus primeros contactos con el folclore
Estando en el sur, viajaba la familia al campo a una localidad llamada Malloa. Visitaban unos parientes de apellido Aguilera, que tenían buena situación económica. Fue allí, con esa familia, donde Violeta -que tendría unos cinco años- aprendió sus primeras canciones folclóricas auténticas. La madre, que era folclorista, también cantaba. Entonces se completaba el grupo folclórico, con la familia, amigas, tías y las chiquillas Aguilera.
Ganándose la vida con el canto
Hilda cuenta que la madre se amanecía cosiendo para poder alimentar a tanta boca y educar a Nicanor, por lo menos para educar uno bien. Con el fin de contribuir en algo para la casa, Hilda y Violeta conseguían una guitarra y salían a cantar. La primera que lo hizo fue Violeta. Después salían las dos. Violeta e Hilda. Iban de pueblo en pueblo. Cantaban en las calles, en los trenes, en cualquier lugar donde les era posible. Así juntaban unos pocos pesos.
La madre recordaba: “A la Violeta le iba muy bien, porque cantaba muy bonito, tenía una voz clarita. Y la querían mucho. Si la invitaban a una casa y le ofrecían pan y o queso. Sí, gracias –decía- pero también tengo que llevarle a mis hermanitos. Era muy vivaracha”.
Roberto Parra (el “tío Roberto”), hermano de Violeta, folclorista, maestro de construcción y compositor de cuecas, recuerda: “Ella (Violeta) salía con su guitarra y con un canasto. El canasto lo traía lleno… Venía de todo: chancho, toronjil, frutas, qué sé yo.”
Violeta tenía doce años cuando compuso sus primeras canciones, acompañándose de la guitarra.
Roberto Parra (el “tio Roberto”)
En Santiago
Violeta tenía unos 14 años cuando se trasladó a Santiago. Poco después lo hizo toda la familia. En la capital, Hilda y Violeta volvieron a cantar juntas para poder vivir. Los comienzos fueron muy difíciles. Violeta lo evoca en una de sus décimas:
“Ayer, buscando trabajo, llamé a una puerta de fierro, como si yo fuera un perro me miran de arrib’abajo, con promesas de destajo me han hecho volver cien veces, como si gusto les diese al verme solicitar; muy caro me hacen pagar el pan que me pertenece”.
Cantaban en cualquier lugar. Llegaron al sector de Matucana. Actuaron en “La Popular”, en “El Tordo Azul”, que era un negocito chico. También en varios boliches que estaban cerca.
Su primer matrimonio
Fue en uno de esos boliches donde en 1937 Violeta conoció a Luis Cereceda, obrero ferroviario, su primer marido y padre de Isabel y Ángel Parra.
Luis Cereceda, explica: “Si pensar que éramos bien niños… ella tenía 19 años y yo 18. Era por año 37 y ella cantaba con Hilda y el Lalo en negocios de Matucana, al llegar a Mapocho. Yo trabajaba al frente: ahí estaba la maestranza de ferrocarriles, donde yo era maquinista. Y entonces íbamos mucho ahí y por ahí nos empezamos a tratar… Al poco tiempo nos casamos… Primero estuvimos viviendo en Santiago como dos años. Ahí nació la Chabelita, por el año 38. Fue el mismo año en que subió a la Presidencia don Pedro Aguirre Cerda, con el Frente Popular”.
Actividad política
Violeta fue adquiriendo conciencia de clase, madurando políticamente. El hambre y los sufrimientos vividos la forjaron como una mujer con conciencia política. Se rebeló contra las injusticias, pero no se quedó en eso, participó en la lucha por terminar con ellas.
Durante el Gobierno de Pedro Aguirre Cerda actuó junto al Partido Comunista.
Luis Cereceda relata: “Al poco tiempo de estar en Santiago (vivieron algunos meses en Valparaíso), fue cuando ella comenzó a dedicarse más a la política.
Hacía tiempo que yo tenía un vecino en el Partido, y como ya ellos la conocían entonces la invitaron y ella comenzó a colaborar en los actos culturales. En 1946 nosotros trabajamos muchísimo para la candidatura de González Videla. Hasta pusimos una Secretaría de González Videla ahí en la casa y ella por su cuenta formó un Comité de Dueñas de Casa en la calle Andes. Claro que no nos imaginábamos la gran traición que iba a venir después”.
El Tío Roberto agrega: “Cuando triunfó Videla en las elecciones hubo fiestas, alegría y celebraciones en las calles, en todas partes, como con Allende. Nosotros estuvimos también en una celebración y allí ella cantó y recitó un poema muy largo, dirigido al Presidente, donde le decía que al pueblo no se le puede engañar. Total, que ahí pintaba clarito lo que iba a pasar… Bueno, este compromiso de ella era también una forma más de allegarse al pueblo Después no supe yo que siguiera trabajando para el Partido, pero colaboraba con ellos. Esa fue su línea política. Siempre.”
Sigue cantando
En 1948 Violeta se separó de Luis Cereceda. Fue un golpe muy duro para ella. Sólo se repuso gracias al apoyo de sus familiares.
Violeta y su hijo Ángel
Violeta volvió a cantar. Y lo hizo nuevamente junto con Hilda, quien recuerda esos tiempos así: “Recorríamos todo. Comenzábamos con el boliche más chico y terminábamos con el más grande. Siempre cantando lo que estaba más de moda en esos años. Todavía no éramos profesionales, cantábamos de todo. Éramos muy bien recibidas, fuimos formando nombre, después de andar mucho tiempo juntas acordamos formar un dúo. De ahí nacieron las hermanas Parra… Después comenzamos a grabar en RCA Víctor.”
Lautaro Parra, el menor de los hermanos de Violeta, dirigente y fundador del Sindicato Circense, evoca esos años: “Había un programa en Radio Corporación, ‘Fiesta Linda’ o algo así, y ahí iban ellas a cantar de vez en cuando. Esas fueron sus primeras actuaciones en radio. Tenían un dúo, pero la Violeta también actuaba como solista”.
Segundo matrimonio
En 1949, Violeta se casó por segunda vez. Su nuevo esposo, Luis Arce, era mueblista y tenor de ópera. Tuvieron dos hijas Carmen Luisa y Rosita Clara. Ésta falleció de pulmonía al poco tiempo.
Luis Arce recuerda: “Por ahí por el año 1952, formamos una Compañía. Se llamaba ’Estampas de América’. La Violeta era la directora, o sea la persona fuerte que tenía el dinero. Ella mismo hizo los telones, porque había que tener telón de fondo, telón de boca, todo eso. Con esa Compañía salimos de gira y recorrimos todo el Norte”
En 1953 terminó el dúo de las hermanas Parra.
Recopilando el folclore
Ese mismo año comenzó Violeta su difícil y valiosa labor de recopilación de antiguas creaciones. Su primer encuentro con el folclore lo tuvo en la comuna de Barrancas al conversar con doña Rosa Lorca, cantora campesina de la zona de San Fernando, que hacía años había llegado del sur y le arrendaba a la señora Clara (la madre de Violeta), en el Restaurant El Sauce. Y nos fuimos al restaurante. Ahí Violeta arregló una mesa y se pusieron a conversar. Violeta le pidió la letra y la música de las canciones. Otro día le solicitó que le diera dichos que conocía. Todo lo anotaba en un cuaderno. Tuvieron un nuevo encuentro. Le pidió a doña Rosa que le cantara una cueca y la grabó.
Conquistando la merecida fama
Violeta, incansable, recorrió el país, trabajando con Isabel y Ángel en circos y teatros, y recopilando la música campesina chilena. Fue también en el año 1953, cuando empezó a reconocerse el verdadero valor de Violeta. Gran importancia tuvo para ello un recital dado en casa de Pablo Neruda. Después de él, Radio Chilena le contrató una serie de programas que la lanzaron a la primera línea del arte folclórico del país.
En 1954 obtuvo el Premio Caupolicán, otorgado a la folclorista del año.
Primer viaje a Europa
Viajó a Europa. Participó como invitada, en el V Festival de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la Amistad, efectuado en Varsovia, capital de Polonia, en julio-agosto de 1955, al cual concurrieron 31 mil jóvenes procedentes de 114 países. Después visitó la Unión Soviética. Durante dos años residió en París, donde grabó sus primeros discos.
Regresó a Chile en 1956. Un año después se trasladó a Concepción, donde fundó y dirigió el Museo de Arte Popular. Grabó en esa ciudad nuevos discos y continuó con su labor de recopilación del folclore.
Sus canciones comprometidas
En 1958 llegó de nuevo a Santiago. Y fue ese año cuando comenzó a pintar y hacer tapices. Además, dio recitales por todo el país y creó hermosas canciones con contenido social.
Arriba quemando el sol
Una de las canciones política-sociales de Violeta es el trote “Arriba quemando el sol”, donde denuncia la explotación de los mineros del norte chileno:
“Cuando fui para la pampa llevaba mi corazón contento como un chirigüe, pero allá se me murió, primero perdí las plumas y luego perdí la voz, y arriba quemando el sol…
Me volví para Santiago sin comprender el color con que pintan la noticia cuando el pobre dice no, abajo, la noche oscura, oro, salitre y carbón, arriba quemando el sol.”
Yo canto la diferencia
“Yo canto a la chillaneja si tengo que decir algo y no tomo la guitarra por conseguir un aplauso. Yo canto la diferencia que hay de lo cierto a lo falso. De lo contrario no canto. “Si yo levanto mi grito no es tan sólo por gritar. Perdóneme el auditorio si ofende mi claridad”
Hace falta un guerrillero
“Quisiera tener un hijo brillante como un clavel, ligero como los vientos, para llamarlo Manuel, y apellidarlo Rodríguez, el más preciado laurel”.
Porque los pobres no tienen
Otra canción creada en 1960 fue “Porque los pobres no tienen”.
“Porque los pobres no tienen adonde volver la vista la vuelven hacia los cielos con la esperanza infinita de encontrar lo que su hermano de este mundo le quita, ¡palomita! ¡qué cosas tiene la vida, zambita!
Según el favor del viento
En 1961 compuso la sirilla “Según el favor del viento”, donde pinta la dura vida del habitante de Chiloé:
“No es vida la del chilote, no tiene letra ni pleito, tamango llevan sus pies, milcao y ají su cuerpo, pellín para calentarse, del frío de los gobiernos, llorando estoy, que le quebrantan los huesos, me voy, me voy.
Despierte el hombre, despierte, despierte por un momento, despierte toda la patria antes que se abran los cielos y venga el trueno furioso con el clarín de San Pedro, llorando estoy, y barra los ministerios, me voy, me voy.”
Segundo viaje a Europa
También en 1961 viajó a Buenos Aires y de allí a Europa, acompañada por Isabel y Ángel, sus hijos mayores. Participó en el VIII Festival de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la Amistad, celebrado en Helsinki (Finlandia), entre el 28 de julio y el 6 de agosto. Al cual concurrieron 18 mil jóvenes provenientes de 137 países.
Finalizado ese evento, Violeta visitó la Unión Soviética, Alemania Federal, Italia y Francia.
Nuevamente residió en París, esta vez por tres años. Allí trabajó incansablemente. Cantó en La Candelaria y L’Escala del Barrio Latino; grabó discos; expuso sus trabajos; realizó recitales de canto en la UNESCO y en el Teatro de la Naciones.
La Carta
Año 1962. Violeta estaba en Europa. En Chile gobernaba Jorge Alessandri Rodríguez, que golpeaba al pueblo con alzas y represión. Por entonces creó la artista su canción “La Carta”, en ella denuncia:
“Me mandaron una carta por el correo temprano, en esa carta me dicen que cayó preso mi hermano, y sin lástima, con grillos, por la calle lo arrastraron, sí.
La carta dice el motivo de haber prendido a Roberto haber apoyado el paro que ya se había resuelto. Si acaso esto es un motivo presa también voy, sargento, sí.
Yo que encuentro tan lejos esperando una noticia, me viene a decir la carta que en mi patria no hay justicia, los hambrientos piden pan, plomo les da la milicia, sí.
Por suerte tengo guitarra para llorar mi dolor, también tengo nueve hermanos fuera del que se m’engrilló, los nueve son comunistas con el favor de mi Dios, sí.”
Qué vivan los estudiantes
Ese año compuso también “Me gustan los estudiantes”. Allí exclama:
“¡Qué vivan los estudiantes, jardín de las alegrías! Son aves que no se asustan de animal ni policía, y no le asustan las balas ni el ladrar de la jauría. Caramba y zamba la cosa, ¡que viva la astronomía!
Me gustan los estudiantes que con muy clara elocuencia a la bolsa negra sacra le bajó las indulgencias. Porque, ¿hasta cuándo nos dura, señores, la penitencia? Caramba y zamba la cosa ¡que viva toda la ciencia!”
Un río de sangre
Otra canción que compuso ese año fue “Un río de sangre”, un homenaje a Federico García Lorca, Patricio Lumumba, Emiliano Zapata…
“Dejando voy, peregrina, mi llanto de rosa en rosa por Vicente Peñalosa de la nación argentina. . Banderas de popelina pa recoger tanta sangre, que ningún viento desgarre porque han de seguir flameando. Pues Chile sigue llorando a Rodríguez y Recabarren, pues Chile sigue llorando a Rodríguez y Recabarren”.
Arauco tiene un pena
“Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar, nadie le ha puesto remedio pudiéndolo remediar. Levántate, Huenchullán.”
También en 1962 escribió: “Santiago, penando estás”. En 1963 compuso “Ayúdame Valentina”.
¿Qué dirá el Santo Padre?
Ese mismo año creó “¿Qué dirá el Santo Padre?”, en homenaje a Julián Grimau, comunista español asesinado por la dictadura de Franco. Allí cantó:
“Mientras más injusticias, señor fiscal, más fuerzas tiene mi alma para cantar. Lindo segar el trigo sembrao, Regado con tu sangre.
¿Qué dirá el santo Padre que vive en Roma, que le están degollando a sus palomas?”
Exposición en el Louvre
En 1964, expuso en El Louvre sus pinturas, óleos, arpilleras y esculturas de alambre. Fue la primera vez que una artista sudamericana realiza en ese museo una exposición personal.
Volvió a Chile en junio de 1965. En la comuna de La Reina, en Santiago, instaló una gran carpa, donde tenía la idea de hacer un centro dedicado al folclore.
En 1966 viajó a Bolivia, donde cantó junto a Gilbert Favre. Regresó acompañado de él. Recorrieron el país, actuando en teatros.
Gilbert Fabre y Violeta Parra
Al centro de la injusticia
Compuso sus últimas canciones. Algunas de ellas con contenido político, como “Al centro de la injusticia”. En ella dijo:
“Mientras gastan millones en un momento, de hambre se muere gente que es un portento, que es un portento. Muchos dineros en parques municipales y la miseria es grande es los hospitales. Al medio de Alameda de Las Delicias. Chile limita al centro de la injusticia, de la injusticia.”
Muzúrquica Modérnica
También escribió “Muzúrquica modérnica”. En parte canta:
“Me han preguntádico muchas persónicas
si peligrósicas para las másicas
son las cancióncicas agitadóricas
ay que pregúntica más infantílica,
sólo un piñúflico la formulárica
pa mis adéntricos yo comentárica.
Y he contestádico yo al preguntónico
cuando la guática pide comídica
pone al cristiánico firme guérrico
por su poróticos y sus cebóllicas,
no hay recogimiéntico que los deténguica
si tienen hámbrica los populáricos”.
Hasta cuándo (cueca)
“¿Hasta cuándo está en el mar devorando al chiquitito, el de las alertas largas, como rifle en su milico?”
Los pueblos americanos (cueca)
“Mi vida, los pueblos americanos. Cuándo será ese cuando, señor fiscal, que la América sea sólo un pilar.
Sólo un pilar, ay sí, y una bandera, que terminen los líos en las fronteras. Por un puñado de tierra no quiero guerras.”
Gracias a la vida
Una de sus últimas composiciones fue la refalosa “Cantores que reflexionan”. Compuso otras bellas canciones como “Volver a los 17” y “Run-Run se fue pa’l Norte” y “Gracias a la Vida”. En ésta última canta:
“Gracias a la vida que me ha dado tanto. Me ha dado la risa y me ha dado el llanto. Así yo distingo dicha de quebranto, los dos materiales que forman mi canto, y el canto de ustedes que es el mismo canto y el canto de todos, que es mi propio canto.”
El 5 de febrero de 1967 puso fin a su existencia con un balazo, en la Carpa de La Reina.
Cesó de latir su corazón. Pero su canto permanece, porque es nuestro propio canto, el canto del pueblo.
Iván Ljubetic Vargas, historiador de Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER
“Yo insisto en que ellos (los personeros vinculados a la dictadura y de los partidos de la Concertación) son los responsables de que el pasado siga arrastrándose y las heridas estén cada día más abiertas, que haya más impotencia e impunidad, porque ellos siguen justificando el golpe militar”.
(Sola Sierra, Presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. Junio de 1999).
A cuarenta y cuatro años del golpe fascista aún campea la impunidad para muchos criminales y cómplices, civiles y militares, que degollaron la democracia y violaron los derechos humanos en nuestro país. No pocos están en el Parlamento, en otras entidades públicas y en las FF AA.
Es hora que prevalezca la verdad y la justicia. También de que aquellos civiles y militares que han sido responsables de que se mantenga la impunidad se hagan una pública autocrítica.
Vendieron la pomada de la “Mesa de Diálogo”
La derecha, los partidos de la Concertación, el Presidente Lagos y los uniformados aseguraron y aseguran que la “Mesa de Diálogo” significó un enorme paso para conocer la suerte corrida por la detenidos desaparecidos, que fue un gran aporte al esclarecimiento de la verdad de lo ocurrido durante la dictadura y un importante avance en la “reconciliación” de todos los chilenos.
Los hechos mostraron y muestran lo erróneo de estas afirmaciones.
Desde el inicio los familiares se opusieron
El sábado 21 de agosto de 1999, el Ministro de Defensa del Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Edmundo Pérez Yoma, puso en marcha la llamada “Mesa de Diálogo”. La integraron representantes del Gobierno de la Concertación, de las Fuerzas Armadas, de la Iglesia y tres abogados vinculados a los derechos humanos: Pamela Pereira, Héctor Salazar y Roberto Garretón.
Tanto la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos como la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos se opusieron a esa mesa y declararon que esos tres abogados no las representaban. Otros 34 abogados de derechos humanos apoyaron a las organizaciones de familiares de víctimas de la dictadura.
La mentirosa declaración de la “Mesa”
El martes 31 de agosto de 1999 tuvo lugar la segunda sesión de la “Mesa”. La última, el martes 13 de junio de 2000. En ella se aprobó una Declaración.
En ese documento, los participantes en ese intento por imponer la impunidad de los crímenes de la dictadura, expresaron en un párrafo lo siguiente:
“Chile sufrió, a partir de la década de los 60, una espiral de violencia política, que los actores de entonces provocaron o no supieron evitar. Fue especialmente serio que algunos de ellos hayan propiciado la violencia como método de acción política. Este grave conflicto social y político culminó con los hechos del 11 de septiembre de 1973, sobre los cuales los chilenos sostienen, legítimamente, distintas opiniones”.
Cínica tergiversación de la historia
Este párrafo de 66 palabras, contiene cuatro intentos de tergiversar la historia reciente de Chile, de crear nuevos mitos que signifiquen borrar la realidad de los hechos.
1. ¿Cuál fue la “espiral de violencia política” que sufrió Chile a partir de la década de los 60?
Recordemos qué ocurrió entre 1960 y 1973. Durante ese período hubo tres gobiernos: uno de la derecha presidido por Jorge Alessandri Rodríguez (1958 –1964), durante el cual se perpetraron tres masacres; otro de la Democracia Cristiana, encabezado por Eduardo Frei Montalva (1964–1970), en que hubo diez masacres, y el de la Unidad Popular, con Salvador Allende, en que no se produjo ninguna. En esta última administración se llevaron a cabo una serie de cambios revolucionarios, que elevaron sustancialmente el nivel de vida de los chilenos, ello en base a hacer de Chile empresas que estaban en manos de capitalistas extranjeros o nacionales, expropiar todos los latifundios improductivos. Medidas adoptadas respetando rigurosamente la Constitución Política del país. Esta fue la “violencia política” llevada a cabo por el Gobierno de la Unidad Popular.
Refresquemos la memoria
En ese período de 1960 a 1973 hubo otros hechos relevantes que se deben considerar.
En 1962, el Presidente estadounidense John Kennedy planteó la imperiosa necesidad para la seguridad del imperio, que Allende fuera derrotado por Frei Montalva en las elecciones de 1964 (Ver El Mercurio, edición internacional, 26 diciembre 1976-1º enero 1977, página 7)
También en 1962, la jerarquía de la Iglesia chilena emitió una Carta Pastoral, dada a conocer el 18 de septiembre de ese año, con un contenido profundamente anticomunista. En una parte de ella se decía textualmente: “Del triunfo del comunismo en Chile, la Iglesia y todos sus hijos no pueden esperar sino persecución, lágrimas y sangre”. La firmó un Cardenal, tres arzobispos, 17 obispos, dos administradores apostólicos y el secretario general del Episcopado. (Ver El Diario Ilustrado, Santiago, 23 de septiembre de 1962, página. 11)
Por entonces ya se sabía que el “comunista” Allende postularía por tercera vez como candidato a la Presidencia de la República en 1964.
Entre el 26 y el 29 de junio de 1965, tuvo lugar en Linares el XXI Congreso General Ordinario del Partido Socialista de Chile. Entre sus resoluciones se leía: “La vía armada es la única vía para tomar el poder”
Por su parte, el Partido Demócrata Cristiano, en una Declaración de su Consejo Nacional, publicada en el diario “La Nación” con fecha 11 de julio de 1967, decía: “En ciertos casos, la subversión es alentada y dirigida por cristianos de avanzada”.
Tanto estos dos partidos, miembros de la Concertación, como la Iglesia participaron en la “Mesa de Diálogo”, y suscribieron la Declaración citada más arriba.
Los que han usado la violencia
2. ¿Quiénes han “propiciado la violencia como método de acción política”?
En el siglo XIX el Ejército lanzó al país a tres guerras civiles; además realizó varios golpes de estado y motines.
La Marina de Guerra desató la contrarrevolución de 1891 que derrocó al Presidente Balmaceda.
Durante el siglo XX las Fuerzas Armadas y la policía, obedeciendo órdenes de gobiernos anti populares, perpetraron 55 masacres, además del genocidio llevado a cabo por la dictadura de Pinochet. Según cifras oficiales se ha reconocido un total de 40.018 víctimas (sin tener en cuenta los miles y miles de exiliados y exonerados) de los cuáles, 3.065 corresponden a asesinados y desparecidos. De estos últimos hasta ahora se desconoce el destino de cerca de mil.
Blanqueando el golpe fascista
3. ¿A qué llaman “los hechos del 11 de septiembre de 1973”?
A un golpe fascista que derrocó un gobierno constitucional elegido democráticamente y que dio inicio a 17 años de terrorismo de estado, que significó –según señalaron en abril de 1998, abogados de derechos humanos- 1.100 detenidos desaparecidos, 2.100 ejecutados políticos, 10.000 torturados, 27.000 lesionados, 40.000 detenidos y 150.000 exiliados. Esos abogados sostuvieron que “ello configuró el más grande y cruel genocidio político de nuestra historia, condenado invariablemente durante 15 años consecutivos por la Organización de Naciones Unidas”.
Víctimas y victimarios
4. ¿Los chilenos tienen sobre el golpe fascista “legítimamente distintas opiniones”?
Sobre el golpe del 11 de septiembre de 1973 hay dos versiones antagónicas: Una es la de las víctimas y sus familiares. La otra, de los violadores de los derechos humanos, de los asesinos, de los torturadores y sus cómplices civiles.
Por ello, al oponerse a participar en la “Mesa de Diálogo”, Sola Sierra, Presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, dijo en junio de 1999: “Los familiares de las víctimas no tenemos que buscar ningún acuerdo ni sentarnos a ninguna mesa a negociar nada, porque aquí no hay nada que negociar. Nuestros planteamientos han sido muy claros: exigimos que se reconozca nuestro legítimo derecho a la justicia, y vamos a seguir planteando que aquí debe haber verdad y justicia plena”.
Los “valientes” soldados
Ricardo Lagos, Presidente de la República, al conocer la Declaración de la “Mesa de Diálogo”, enfatizó la “valentía y coraje de las Fuerzas Armadas” y envió de inmediato un Proyecto, en base a las conclusiones de la Mesa, al Parlamento. Este lo aprobó a una velocidad record el 29 de junio de 2000. Votaron a favor los parlamentarios de la derecha y de la Concertación. De esta coalición, se abstuvieron tres diputados democratacristianos y sólo un senador de ese partido votó en contra. Fue Jorge Lavandero Illanes. La autollamada “izquierda” oficialista votó en bloque por la impunidad.
Más falsos que Judas
El vienes 5 de enero de 2001 las Fuerzas Armadas entregaron un informe al Presidente sobre los lugares donde se encontrarían los cuerpos de los detenidos desaparecidos. Al día siguiente éste lo hizo llegar a la Corte Suprema.
El domingo 7, Ricardo Lagos se dirigió al país señalando que con los antecedentes recibidos se podía mirar el futuro con “expectación y esperanza”.
Pero pronto se conoció la falsedad de los datos entregados por las Fuerzas Armadas. Por ejemplo, el miércoles 25 de abril de 2001, la ministra en visita, Amanda Valdovinos, informó a los familiares del dirigente comunista Juan Luis Rivera Matus, que sus restos habían sido encontrado en una tumba clandestina en el Fuerte Arteaga del Ejército y que no fueron lanzados al mar a 40 millas al oeste del puerto de San Antonio, como afirmaron las Fuerzas Armadas en el documento entregado el 5 de enero de 2001.
Otro tanto ocurrió con los restos del dirigente del PC José Santos Rocha Álvarez, que no se encontró en el Servicio Médico Legal, como habían asegurado los militares.
La “Mesa de Diálogo” fue uno de los tantos intentos por echar tierra a los crímenes de la dictadura de Augusto Pinochet. Las FF.AA. mintieron y siguen mintiendo.
El huracán Irma golpeó severamente la costa norte de Cuba, provocando enormes daños en la infraestructura vial, eléctrica y portuaria, así como a la agricultura. El número de víctimas fue mínimo, gracias a la oportuna y eficiente evacuación de un millón de personas, la mayoría de las cuales recibió refugio en casas particulares, expresión conmovedora de los altos niveles de fraternidad alcanzados por una sociedad donde no se incentiva el consumismo ni el individualismo.
Los medios de comunicación chilenos compitieron en enviar corresponsales a cubrir el paso del huracán por Miami. Lo esperaron antes de su llegada, lo cubrieron durante horas y lo acompañaron en su recorrido por la península de Florida. En cambio, la información respecto a los daños originados en Cuba fue mínima o simplemente inexistente.
No escuché ninguna declaración oficial del gobierno expresando su solidaridad con el pueblo y el gobierno de Cuba. Ignoro si se ha
enviado alguna ayuda oficial a un país hermano golpeada por un desastre tan devastador, todo lo cual francamente me avergüenza.
Vamos a refrescar la memoria a quienes pueden haber olvidado la magnitud de la ayuda que Cuba nos envió con motivo del terremoto ocurrido en Chile el 27 de febrero de 2010.
Como es sabido, el sismo dejó graves daños en nuestras instalaciones hospitalarias. El presidente Piñera solicitó urgente ayuda al extranjero y varios países respondieron enviando hospitales de campaña: Brasil, España, Perú y Argentina, los cuales permanecieron prestando servicios entre uno a dos meses.
Cuba envió dos hospitales de campaña, que se instalaron en Rancagua y en Chillán. Fueron los primeros en arribar: el 2 de marzo, es decir una semana después de ocurrida la catástrofe y como podíamos suponerlo, fueron los últimos en irse: a fines de noviembre, por lo cual extendieron su ayuda por casi nueve meses.
Al despedir a la brigada rumbo a Chile, el presidente Fidel Castro – que aún estaba vivo- manifestó:
“Nuestra Patria se solidariza plenamente y apoya moralmente el esfuerzo material que la comunidad internacional está en el deber de ofrecerle a Chile. Si algo estuviera en nuestras manos, desde el punto de vista humano, por el hermano pueblo chileno, el pueblo de Cuba no vacilaría en hacerlo”. Añadió que “de no ser por la experiencia chilena frente a los terremotos, sus construcciones más sólidas y sus mayores recursos, el fenómeno natural habría costado la vida a decenas de miles o tal vez cientos de miles de personas”
Las brigadas médicas cubanas incluyeron 75 especialistas médicos que realizaron más de 134 mil exámenes, sobre 100 mil procedimientos de enfermería y unas 3 mil intervenciones quirúrgicas, beneficiando a 79.137 pacientes.
Su permanencia tan prolongada en Chile fue originada por el enorme aprecio que despertaron los médicos cubanos entre los habitantes de Rancagua y Chillán, tanto por la eficiencia de sus servicios profesionales, como por el trato cariñoso con sus pacientes.
Muchas personas que permanecían por años en listas de espera de cirugía, vieron resueltas rápidamente sus urgencias. La relación con el personal de enfermería o de servicio fue igualmente apreciada.
Al despedir a los médicos cubanos, el Director del Hospital Clínico de Chillán Dr. Rodrigo Avendaño, destacó así, el aporte de la brigada en momentos particularmente complejos:
“Despedimos a la Brigada Henry Reeve de Cuba, con mucho afecto, porque su colaboración fue fundamental. Primero en la importante labor asistencial realizada en los días posteriores al terremoto y luego, con su ayuda en la resolución de listas de espera de especialidades, realizando más de mil intervenciones quirúrgicas a usuarios y usuarias de Ñuble. Durante ocho meses interactuamos con un equipo de excepción, que nos permitió conocer más de su cultura y compartir conocimientos, en un ambiente de camaradería y de solidaridad que, por medio de estos representantes, demostró el Gobierno Cubano con nuestro país y en especial con Chillán”
Más aún, como consecuencia del aluvión ocurrido el 2015 en la Región de Atacama, la Brigada Médica Cubana retornó al país a prestar sus servicios con 15 profesionales de la salud, realizando atenciones en las comunidades de El Salado, Diego de Almagro y Alto del Carmen, beneficiando a casi 6 mil pacientes.
Una nueva tragedia golpeó ayer a otro pueblo hermano. Un terremoto en Ciudad de México. Esta vez, Michelle Bachelet envió un mensaje de solidaridad aprovechando su intervención en la Asamblea de las Naciones Unidas. También se conoció que una brigada de nuestros Topos, partió rumbo a México a colaborar en la urgente tarea de rescatar a las víctimas que aún pueden permanecer con vida aplastadas por los escombros.
Está muy bien. Así debe ser. El gobierno y el pueblo mexicano han sido tradicionalmente solidarios con nuestras catástrofes como lo atestiguan las bellas obras donadas con motivo de los terremotos de 1939 en Chillán y el de 1960 en Valdivia.
Pero con Cuba estamos hoy día en una gran e injustificada deuda. Me resulta inadmisible suponer que mezquinos prejuicios políticos pueden haber influido para una conducta tan reprochable de nuestro gobierno.