Cap. IX: Un pillo y exitoso camaleón

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017

Iván Ljubetic Vargas, historiador

No hacerse el harakiri,
pero tampoco hacerse el leso.

CAPÍTULO IX: UN PILLO Y EXITOSO CAMALEÓN

En la campaña presidencial 2017, especialmente en la segunda vuelta, el candidato de la derecha mostró y derrochó la habilidad, la pillería, que le ha permitido llegar a ser uno de los más exitosos y poderosos multimillonarios del Mapocho.

Supo agarrar al vuelo todo error o equivocación de Guillier y de su Comando. Exagerando esas fallas y dándole amplia cobertura a través de los medios de comunicación que controlan los grandes patrones.

Utilizó descaradamente el anticomunismo. Se sirvió de la propaganda negra del imperialismo. Por ejemplo, sobre Venezuela. Caracterizó al gobierno de ese país de “comunista”, pese a que es un régimen socialdemócrata que, en los marcos del capitalismo, ha llevado a cabo grandes cambios a favor del pueblo, el que le ha dado masivo y mayoritario apoyo en más de 20 elecciones, tres de ellas efectuadas en los últimos meses de 2017.

Aseguró que de ganar Guillier el balotaje, el Gobierno estaría en manos de los comunistas y otros extremistas. Naturalmente, no se refirió al excelente papel jugado por los comunistas en el Gobierno de la Nueva Mayoría.

Un episodio de farándula: “El 19 de noviembre del 2017, Piñera caminaba no a Damasco como Pablo, sino hacia La Moneda. De pronto cayó sobre él desde el cielo un rayo de luz, que lo dejó ciego (Ese rayo enceguecedor fue el 36,64% y no el 44% o 45% esperado de votación en la primera vuelta) Entonces escuchó la voz de Manuel José Ossandón, con quien hacía poco se había trenzado en arduas peleas. Ossandón lo mejoró de su ceguera y le mostró el camino de la salvación, su mítica “derecha social”. Y Piñera vio que era bueno. Entonces se transformó, de acérrimo enemigo de las reformas de Bachelet, entre ellas las de educación, en decidido partidario de la gratuidad en la educación superior. Y lanzó su ofertón de primavera: gratuidad para el 90% de los estudiantes de los Centros de Formación Técnica. Pero, como recordó la diputada comunista Karol Cariola (El Siglo, 29 de diciembre de 2017) “esas instituciones hoy día tiene fines de lucro y se les quiere entregar recursos del Estado”. Pillín no da puntada sin hilo. Y vinieron más ofertones: puestos de trabajo, en salud. Hasta se apropió del proyecto de la Nueva Mayoría de la AFP estatal.

Pero no fue un giro a la izquierda. Eso nunca. No tuvo problemas con aceptar el apoyo del fascista José Antonio Kast, de reunirse con la “familia militar” a la quien hizo promesas como reabrir Punta Peuco si la Presidenta Bachelet lo cerraba y lograr el envío a casa de los verdugos presos que estuvieran “enfermos” o muy “viejitos”.

Los resultados de la primera vuelta no sólo conmovieron a Piñera, sino a toda la derecha. Los partidos de Chile Vamos cayeron en pánico. Y del pánico saltaron a la acción. Dejaron de lado sus diferencias. Se lanzaron a trabajar con una convicción que tuvieron todos los sectores de la Fuerza de la Mayoría. Según Karol Cariola (El Siglo, 29 de diciembre de 2017), las colectividades que apoyábamos a Guillier “no pudimos ni siquiera retener todos los lugares la votación de la primera vuelta, ni sumar a toda la centro-izquierda en nuestra votación”.

El día del balotaje la derecha realizó una movilización impresionante en defensa del voto. Hasta dos apoderados por mesa. Mucha gente apoyando en los lugares de votación. Pocas veces, en la historia de Chile, la derecha había sacado tantos votos en una elección presidencial.

La diferencia de nueve puntos con que el candidato de derecha aventajó a Guillier en la segunda vuelta, no estaba en los cálculos de nadie. Todos pensaban en un triunfo muy estrecho. Tanto es así, que el comando de Chile Vamos tenía un plan maestro en caso que los resultados fueran por fallo fotográfico. Este plan contemplaba un grupo 345 abogados que se reunirían con los encargados comunales de la campaña y trabajarían con las Actas de Escrutinio de todos los locales de votación.

En el aspecto técnico electoral, la derecha dio una lección de eficiencia a la Fuerza de la Mayoría en la segunda vuelta de las elecciones del 17 de diciembre de 2017.

Cap. XXI: ¿Con quiénes forjar la unidad para defender el litio?

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017

Iván Ljubetic Vargas, historiador

CAPÍTULO XXI: ¿CON QUIENES FORJAR LA UNIDAD PARA DEFENDER EL LITIO?

Después de conocer la brutal represión que esa policía verde -la misma donde se robaron más de 26 mil millones de pesos, la misma que según comprobó el Ministerio Público realizó un montaje con pruebas falsas en la Operación Huracán contra comuneros mapuches- perpetró contra una manifestación pacífica en defensa del litio.

Después de saber que la orden fue dada por el anticomunista Intendente democratacristiano de la región Metropolitana.

Luego de ver y escuchar a personeros de la Democracia Cristiana, del Partido Socialista, del Partido Radical y del PPD, defendiendo la increíble traición a los intereses de la patria por parte de la estatal CORFO, que extendió a la empresa privada y corrupta SOQUIMICH la explotación del litio hasta el año 2030, sextuplicándole la cuota de extracción.

Habiendo comprobado que ningún partido de la Nueva Mayoría, excepto el Partido Comunista, firmó la Convocatoria a la Marcha en Defensa del Litio.

Teniendo en cuenta que el litio, del cual Chile es uno de los pocos países del mundo que posee yacimientos, adquiere hoy una enorme importancia.

AYER EL SALITRE Y EL COBRE

Recordando la consecuente defensa del control del salitre por parte del Estado del gran estadista José Manuel Balmaceda, contra quien el imperialismo inglés financió la contrarrevolución de 1891 y le empujó al suicidio.

Evocando al ejemplar revolucionario Salvador Allende Gossens, que nacionalizó el cobre y contra quien el imperialismo estadounidense dirigió y financió el golpe de Estado fascista.

Rememorando como el compañero Presidente cayó combatiendo defendiendo la revolución chilena el 11 de septiembre de 1973.

AHORA EL LITIO

Hoy los comunistas, siguiendo el ejemplo de Luis Emilio Recabarren, que ya en 1920 proclamó la necesidad de nacionalizar todas nuestras riquezas naturales, estamos en la primera línea en la defensa del litio.

Y para lograr éxito en esta lucha, necesitamos buscar y encontrar aliados que, a igual que nosotros, estén por hacer de Chile nuestras riquezas naturales, por terminar con el envío al extranjero de materias primas y sentar en el país industrias que le den valor agregado. Y el litio puede ser precisamente una de las bases para ello.

EN TORNO A LOS COMPROMISOS

¿Quiénes pueden ser esos aliados?

Pensamos que un Congreso Nacional Extraordinario puede dar una justa respuesta a esa interrogante, teniendo muy en cuenta lo señalado por Lenin sobre los compromisos: “La conclusión es clara: rechazar los compromisos ‘por principio’, negar la legitimidad de todo compromiso en general, cualesquiera que sea, constituye una puerilidad que incluso es difícil tomar en serio.

“Hay compromisos y compromisos. Es preciso saber analizar la situación y las circunstancias concretas de cada compromiso o de cada variedad de compromiso. En política, esto dista mucho de ser siempre tan fácil. Pero sería sencillamente un charlatán quien pretendiera inventar para los obreros una receta que diese por adelantado soluciones adecuadas para todas las circunstancias de la vida o prometiera que en la política del proletariado revolucionario no han de surgir nunca dificultades, ni situaciones embrolladas”.(Lenin: “La enfermedad del ‘izquierdismo en el comunismo” en Lenin Obras Escogidas en tres tomos. Tomo 3, página 365).

CUMPLIR SIEMPRE CON LOS PRINCIPIOS

Lenin se preocupó ya antes de este tema. El 3 de septiembre de 1917 escribió su trabajo “Acerca de los compromisos”, donde señaló:

“El deber de un partido auténticamente revolucionario consiste en saber cumplir fielmente a través de todos los compromisos con sus principios, su clase, su misión revolucionaria, su obra de preparar la revolución y de educar a las masas populares para triunfar en la revolución”. (Lenin: “Acerca de los compromisos” en Lenin Obras Escogidas en tres tomos. Tomo 2, página 229).

El Partido Comunista de Chile tiene, como gloriosa herencia de Luis Emilio Recabarren, una histórica vocación unitaria y una rica experiencia práctica en cuanto a las alianzas. Aprendamos de ellas para defender el litio.

Tercera Escuela de Verano CEILER 2018

Iván Ljubetic Vargas, historiador del CEILER

Con el título de Introducción al Leninismo, y con gran éxito, tuvo lugar los días 16, 17 y 19 de enero de 2018 la Tercera Escuela de Verano organizada por el Centro de Extensión e Investigación Luis Emilio Recabarren, CEILER.

Treinta alumnos participaron en las tres clases con que contó la Escuela, que abordaron los temas: Biografía e importancia de Lenin, las Normas leninistas de Organización y Funcionamiento, Concepto leninista de Revolución.

Cada clase estuvo organizada en 45 minutos de exposición del tema, una pausa con colación, y 45 minutos de preguntas opiniones. Ello permitió que reinara un ambiente de fraternidad y de sana confrontación de ideas.

La Tercera Escuela de Verano estuvo caracterizada, además, por una perfecta organización, el puntual cumplimiento de los horarios y la participación de muchos jóvenes.

El interés por tomar parte en esta Escuela quedó demostrado por haberse completado el cupo de 30 alumnos, y por el número de personas que solicitaron ser alumnos y no pudieron serlo, debido a que se limitó el número de participantes.

La Escuela -que tuvo como Director a Marcelo Urra, siendo expositores además de él, Carlota Espina e Iván Ljubetic, y que contó con el apoyo del resto de directores del CEILER- finalizó con una emotiva ceremonia de entrega de Diplomas de Participación a todos los alumnos.

La Tercera Escuela de Verano fue una rica experiencia y una nueva contribución del CEILER a la recabarrenista tarea de educarse para educar.

Hace 70 años: 15 de enero de 1948

(Dos apartados del capítulo Primero de “Siguiendo la Roja Estrella. Recuerdos” de Iván Ljubetic Vargas)

II.- Descubriendo un nuevo mundo

Terminado el año escolar 1947 me quedé en Llo-Lleo. Estaba lleno de veraneantes. Estos y también nosotros, los del lugar, cumplíamos el rito estival: ir en la mañana y después de almuerzo a la playa; pasadas las 18 horas, a la plaza, a dar vueltas incansablemente hasta las 20 horas, cuando todos íbamos por Inmaculada Concepción a la estación ferroviaria a esperar el tren que venía de Santiago (corría sólo dos veces al día, el otro llegaba cerca de las 11 horas, cuando era tiempo de estar en la playa). La verdad es que la inmensa mayoría de los que repletábamos la estación no iba a esperar a nadie. Una vez que el convoy partía rumbo a Barrancas, San Antonio y Cartagena, regresábamos a la plaza. Había música a través de `parlantes. Algunos bailaban en el centro de ella. Otros se sentaban a conversar, pero la mayoría daba las tradicionales vueltas. Todos admirábamos lo hermoso de la plaza: los jardines, un pino en forma de casa, los prados, el árbol de la vida. Cuidaba esa plaza el “maestro” Armando Vidal, que pololeaba con nuestra nana Carmen.

Aparentemente, la vida transcurría idílicamente en Llo-Lleo y en todo Chile. Pero en esos mismos momentos cientos de comunistas estaban en la cárcel o en Pisagua; miles eran perseguidos, expulsados de su trabajo.

También en esos días, miles de revolucionarios trabajaban en la clandestinidad.

Pero ni lo uno ni lo otro lo sabía o le importaba a la mayoría de aquellos que iban a la playa, daban vueltas en la plaza o recibían el tren de la noche.

Yo me encontraba entre esos ignorantes y despreocupados chilenos que vivían en las nubes. Pero algo maduraba en mí. Alguna huella había dejado el comprobar la forma en que se calumniaba a los comunistas. Sentía simpatía, solidaridad hacia ellos, esto de un punto meramente humanitario. Me sentía un buen samaritano, deseoso de ayudar al hermano perseguido.

Supe que un sastre de Llo-Lleo, llamado Ramón Urzúa, estaba relegado en Pisagua. Conversé con sus vecinos. Todos hablaron muy bien de él.

Observé que algunos comunistas, a los que conocía de vista, se paseaban solos. La gente, incluso sus amigos, temía que los vieran con ellos.

Ello me indignó. Fue como un desafío para mí. Me dije que yo haría lo que otros no se atrevían a hacer. No tenía miedo. Me sentía ingenuamente protegido. Pensaba que el hecho de ser dirigente de la Juventud Católica, presidente del Estrella, hijo del dueño del almacén de la esquina o estar a las puertas de la Universidad, me daba una especie de fuero.

Era fines de diciembre de 1947. Una noche estando en la estación vi a un joven obrero de la construcción, conocido comunista, Armando Alarcón Piña, que se paseaba solo. Me acerqué a él y lo saludé. Contestó con una naturalidad, que me desconcertó un tanto, pues esperaba que mi actitud lo sorprendiera. Me conocía y sabía quién era. La gente había abandonado el lugar. Nos sentamos en un banco junto a la cabina de la Estación. Luego de hablar sobre el tiempo, tema apropiado para iniciar una conversación, le hice varias preguntas, que respondió ampliamente: ¿Qué eran los comunistas? ¿Por qué luchaban? ¿Por qué los perseguían?

La conversación de esa noche de verano comenzó a abrirme las puertas hacia un mundo hasta entonces desconocido para mí, que me maravilló desde el primer momento. Fue también el inicio de una gran amistad.

Nos juntábamos todas las tardes. Armando me hablaba de Luis Emilio Recabarren, de una historia muy distinta a la que había aprendido en el liceo, de Lenin, de la Revolución Rusa, de la Unión Soviética, de la traición de González Videla.

Me parecía increíble que un obrero, que debió abandonar la escuela para entrar a trabajar cuando aún era un niño, supiera tanto.

Ante una pregunta, me respondió lleno de orgullo:

-El Partido me ha educado. En sus filas he aprendido todo lo que sé.

Esta afirmación me conmovió. Pensé: un Partido que forma esta clase de jóvenes no puede ser malo.

Recuerdo que un día, cuando se acercaba la mitad de enero, Armando, así de frentón, siempre con su característica sonrisa, me propuso que me hiciera comunista y que le ayudara a reorganizar las Juventudes Comunistas de Llo-Lleo, desaparecidas a causa de la represión del traidor. Me contó que quedaban sólo dos: él y otro joven de la construcción de apellido Huala, y que para constituir la Jota se necesitaban a lo menos tres. Y me planteó: tú puedes ser el tercero. ¿Qué te parece?

Me pilló de sorpresa. Yo simpatizaba a esas alturas totalmente con los comunistas, pero no había pensado siquiera en la posibilidad de incorporarme a la lucha. No me encontraba con pasta de revolucionario.

Dos sentimientos experimenté ante la proposición de Armando. Felicidad por la confianza depositaba en mí por él (que después supe que detrás de ella estaba la opinión positiva del Partido). Por otro lado, miedo. No a la represión, porque ni pensaba en ello, sino a no poder cumplir y defraudar a los compañeros.

Respondí: podría intentarlo con tu ayuda y si me es permitido poner tres condiciones: que me permitan seguir creyendo en Dios, que no se me obligue a ser dirigente ni a hablar en público.

Armando, inteligente y sin sectarismo alguno, me explicó que no había problema alguno. Que esas tres cosas las debía decidir yo personalmente.

Acepté. El compañero me abrazó emocionado.

III.- Una tarde de verano cerca del mar

15 de enero de 1948. Nos juntamos en la esquina de Providencia con Canelo de la plaza de Llo-Lleo. Eran las 18 horas y la gente comenzaba a cumplir con el ritual de las vueltas. Armando llegó con el compañero Fernando Huala. Caminamos por avenida Providencia en dirección a Tejas Verdes.

Armando había propuesto reunirnos al aire libre, pues era más seguro. Parecíamos tres amigos dando un inocente paseo. Pero se trataba de una sesión solemne y de profundo contenido revolucionario. Armando explicó que se acostumbraba en las reuniones de la Jota a designar un presidente. Decidimos que presidiera el compañero Huala.

Armando abordó asuntos internacionales, la situación en Chile y las tareas que debíamos efectuar en Llo-Lleo. Era el informe político.

Varias cosas no entendí y sobre las cuales pregunté más adelante.

Se aprobó mi ingreso a las Juventudes Comunistas y se eligió el secretariado de la base. A la cabeza, como secretario político, quedó Armando. Fernando fue designado encargado de organización.

Entonces, Armando me dijo:

-Compañero Iván (en adelante me llamaría José Soto, nombre de batalla que elegí) necesitamos alguien que se encargue de cobrar las cotizaciones mensuales y controle los carnés (éste era una tarjeta doblada en dos). En su portada se leía en color azul: “Club Deportivo Camilo Henríquez”, en el interior doce cuadritos, uno para cada mes del año, donde se debía colocar la estampilla correspondiente. En la contraportada, se indicaban los tres deberes fundamentales de un “socio”: asistir a reuniones, pagar mensualmente las cuotas y cumplir las tareas asignadas.

De acuerdo, dije, sin darme cuenta que desde el primer día ocupaba un puesto de dirigente, pues había aceptado ser el encargado de finanzas de la base, pasando yo mismo por encima de una de las tres condiciones que había puesto para ingresar a la Jota.

Ese 15 de enero de 1948 se constituyó en el día más importante de mi vida. Esa tarde de verano, cerca del mar, me hice miembro de la gran familia comunista.

En ese día se iniciaba, también, un nuevo capítulo en la historia de la Joven Guardia de la Comuna de San Antonio. Se constituía el núcleo inicial de lo que sería, en pocos años más, un ejemplo de organización juvenil revolucionaria.

Esa noche, antes de dormir, me hice una promesa. Me dije: tal vez no tenga pasta para ser un verdadero comunista, pero a lo menos en tres cosas estoy seguro que jamás fallaré: fidelidad al Partido y a la Jota, responsabilidad para cumplir toda tarea que se me entregue y puntualidad.

Han pasado 70 años de ese inolvidable día del verano de 1948 y sigo siendo un joven combatiente, que sólo anhela contribuir, ahora desde mi célula Julieta Campusano de Ñuñoa, a hacer realidad lo soñado por Marx, Engels, Lenin, Recabarren, Julieta Campusano, Luis Corvalán, Sola Sierra y millones de comunistas.

Cap. VIII: “El todo o nada, es igual a nada”

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017

Iván Ljubetic Vargas, historiador

No hacerse el harakiri,
pero tampoco hacerse el leso.

CAPÍTULO VIII: “EL TODO O NADA, ES IGUAL A NADA”

El Frente Amplio es una coalición de 14 entidades políticas unidas por una ideología pequeño-burguesa, que se expresa en la práctica con la formula “del todo o nada”.

En su breve visita a Chile para entregar su apoyo al candidato Guillier, el ex Presidente y actual senador uruguayo José “Pepe” Mujica, fundador del Frente Amplio de ese país, expresó con su tradicional sabiduría: “El todo o nada, es igual a nada”.

El Frente Amplio criollo, luego que su líder Beatriz Sánchez obtuviera un sorpresivo 20,27% de los votos en la primera vuelta presidencial del 19 de noviembre de 2017, y sumara 20 diputados y un senador en las parlamentarías de ese mismo domingo, entró en un profundo proceso de reflexión para decidir qué hacer ante la segunda vuelta del domingo 17 de diciembre de 2017.

El jueves 30 de noviembre de 2017, las 14 organizaciones que forman el Frente Amplio entregaron, a través de la ex candidata Beatriz Sánchez, una declaración en que esa coaliciónno expresó un apoyo directo a Alejandro Guillier:

“Nuestro primer llamado es a cada uno de nuestros votantes a reflexionar y a expresarse en las urnas en esta segunda vuelta de acuerdo a sus propias convicciones y análisis”. Eso sí, en la declaración afirmó que Sebastián Piñera es “un retroceso”.

Además, pidieron mayor claridad al oficialismo respecto a planteamientos como el fin de las AFP y el fin al lucro en la educación.

“Aquí no cabe una negociación. No buscamos cargos, no buscamos cupos ni un co-gobierno (…) no se trata de dialogar con nosotros, sino de hacerlo con las personas que apoyan estos cambios en la sociedad”, sostuvo Beatriz Sánchez.

No tardaron los agradecidos aplausos de la reacción criolla. El Comando de Sebastián Piñera, alborozado, calificó como un “rotundo fracaso político” para la Nueva Mayoría la resolución del Frente Amplio de no entregar un apoyo explícito a Guillier en la segunda vuelta., a pocos minutos de haber sido comunicada, y agregaron que “el FA ha dejado herida en el ala la candidatura de Alejandro Guillier“.

“El apoyo no se ha producido y se expresaron las diferencias políticas de fondo que mantienen con la candidatura de Alejandro Guillier. Para el Frente Amplio la candidatura de Guillier es desde el punto de vista programático ambigua, que no se ha hecho cargo de las demandas del Frente Amplio”, dijo Andrés Allamand (RN), vocero de la campaña.

Jaime Bellolio (UDI), por su parte, aseguró que desde el conglomerado “saben que Guillier va a perder” y tildó de tibia la resolución, y además bromeó señalando que “quizá cambien el color de su logo y lo pongan todo amarillo”.

Este episodio de la política chilena me recordó otro, ocurrido en el Parlamento alemán. Augusto Bebel (1840-1913), destacado dirigente de la socialdemocracia pronunciaba un discurso. De pronto la derecha lo aplaudió. Entonces Bebel detuvo sus palabras y él mismo se preguntó: “¿Qué has dicho, viejo imbécil, que la canalla te aplaude?”.

Pero la pequeña burguesía no es revolucionaria. Por tanto, no se puede esperar de ella una actitud autocrítica. No es como el viejo Bebel.

Posteriormente, parlamentarios electos y dirigentes del Frente Amplio comunicaron que votarían contra Piñera y que, para ello, marcarían preferencia a Guillier. Todos lanzando dardos contra éste. Verdaderos salvavidas de plomo.

No hay dudas que una parte de los que votaron por Beatriz Sánchez lo hicieron por Guillier en la segunda vuelta. La líder de Frente Amplio afirmó: “Hubo un traspaso de 70% a 80% de los votos frenteamplistas a la candidatura de Alejandro Guillier”.

Pero, si los dirigentes y parlamentarios del Frente Amplio hubiesen puesto los intereses de Chile por encima de sus intereses partidarios y personales, Piñera habría sido derrotado. Así se habría abierto el camino para llevar a cabo sus postulados. Esa actitud ambigua y vacilante es otra muestra de su sello pequeño-burgués.

Lenin en su obra “La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”, escribió:

“El pequeño burgués ‘enfurecido’ por los horrores del capitalismo es, como el anarquismo, un fenómeno social propio de todos los países capitalistas. Son del dominio público la inconstancia de estas veleidades revolucionarias, su esterilidad y la facilidad con que se transforman rápidamente en sumisión, en apatía, en fantasías, incluso en un entusiasmo ‘furioso’ por tal o cual corriente burguesa ‘de moda’.” (Lenin: Obras Escogidas en tres tomos. T. III, p. 360)

Gabriel Boric, diputado reelecto por Magallanes del Movimiento Autonomista, con su singular prepotencia, tuiteó el lunes 15 de diciembre de 2017: “El Frente Amplio no es balón de oxígeno de la Nueva Mayoría”. Las patitas del magallánico. Es bueno que alguien le informe, aunque sea por tuiter, que la Nueva Mayoría no necesita de balón de oxígeno alguno. Menos el Partido Comunista, que después de las elecciones, goza de muy buena salud.

Lo que Chile requiere es la unidad más amplia, unidad en la diversidad, para enfrentar los intentos regresivos del gobierno de Piñera. Unidad desde los revolucionarios, socialdemócratas, cristianos, hasta pequeñoburgueses. ¡Todos unidos por un Chile mejor!

El mismo diputado Boric llamó también la atención por otras declaraciones: Frente al Gobierno de Piñera señaló “hay temas en que más allá de diferencias, tenemos la obligación de ponernos de acuerdo”.

¡Atención! Un diputado del Frente Amplio, que se autoproclama un movimiento “nuevo”, llama a utilizar el “viejo” y fracasado sistema de los “consensos”, que siempre ha favorecido a la derecha. ¿No es caso ésta, otra veleidad pequeñaburguesa?

CEILER