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Cap. V: Un bandera pirata recorre Chile, es la bandera del anticomunismo

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017 (V)

Iván Ljubetic Vargas, historiador

No hacerse el harakiri,
pero tampoco hacerse el leso.

CAPÍTULO V: UNA BANDERA PIRATA RECORRE CHILE, ES LA BANDERA DEL ANTICOMUNISMO

Pocas veces en su historia, Chile vivió un período con un anticomunismo tan perverso como en las elecciones de noviembre-diciembre de 2017.

Desde “Chile Vamos” pasando por sectores de la Nueva Mayoría (PDC, PPD, PR y PS) hasta entidades pequeño-burguesas -“Punto Final” incluido-, se unieron en una Santa Alianza anticomunista.

Los medios de comunicación en manos de los grandes patrones pronosticaron el terrible futuro que esperaba a nuestro país si ganaba el candidato de la centro-izquierda, cuyo gobierno estaría en manos de los comunistas y otros extremistas.

Se inventó el término “Chilezuela”. Utilizando la sucia propaganda del imperialismo contra Venezuela, se le caracterizó como un país comunista. Cuando en verdad, se trata de un régimen que dentro del capitalismo, ha realizado importantes medidas a favor del pueblo y que éste lo ha apoyado en más de 20 elecciones, las tres últimas efectuadas hacia fines del año 2017. Y por increíble que parezca, Telesur, con sede en Caracas, capital de la “comunista” Venezuela, desde el inicio de la campaña estuvo contra la candidatura de Guillier, apoyando decididamente al Frente Amplio. Ello a través de los “ultrones” corresponsales que tiene en Chile y de despistados comentaristas.

Por su parte el Partido Comunista de Chile, no enfrentó con decisión y fuerza el anticomunismo. Optó por no mostrarse muy revolucionario, para no perjudicar la candidatura Guillier. Por ejemplo, en vez efectuar una concentración de masas para reivindicar el gran significado de la Revolución Socialista de Octubre, efectuó un pequeño y desabrido acto el 9 de noviembre de 2017.

Esta “cuidadosa” actitud del PC, de no mostrarse tal como es, un partido revolucionario, le ha restado ante los trabajadores el arrastre y prestigio que tenía hace algunos años. Participando en una heterogénea coalición, no ha sido capaz de mostrarse con sus naturales diferencias con las otras colectividades. Mucha gente lo ve iguales a los otros. Hay que tomar en serio eso de la unidad en la diversidad.

Es innegable el heroico y efectivo aporte de los comunistas a la campaña de Guillier. Pero éste habría sido mayor y mejor si el Partido Comunista hubiera utilizado uno de los aspectos que lo diferencian de las otras colectividades: las normas leninistas de organización y funcionamiento (centralismo democrático, dirección colectiva, la célula como el órgano más importante). Métodos que, como hemos denunciado reiteradamente, se han ido dejando de lado.

Ello lo he comprobado en Ñuñoa, comuna en que milito. Durante la campaña electoral, por ejemplo, prácticamente la Dirección Comunal ha sido reemplazada por dos compañeros; se ha privilegiado la situación a pocos efectivos ampliados, en vez del funcionamiento celular.

Los anticomunistas de todos los pelajes son oportunistas y unos frescos. Intentan pedirles cuenta a los comunistas chilenos de lo que ocurre en países como Cuba, pero ellos jamás dan una explicación de la miseria, las injusticias, los crímenes contra los trabajadores, que son el pan de cada día en países en que los hermana el anticomunismo, como Estados Unidos, Alemania, Italia, Colombia, Perú, México.

Cap. 4: No echarle la culpa al empredrado. El factor DC

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017 (IV)

Iván Ljubetic Vargas, historiador

No hacerse el harakiri,
pero tampoco hacerse el leso

CAPÍTULO IV: NO ECHARLE LA CULPA AL EMPEDRADO. EL FACTOR DC.

En todo fenómeno, son los factores internos los que determinan su desarrollo; los externos, lo condicionan. Por tanto, la principal causa de la derrota de la centro-izquierda la debemos buscar en la Nueva Mayoría. Y dentro de ella, fue determinante el factor DC. El rol jugado por su sector derechista, biológicamente anticomunista, que le impuso el suicida “camino propio”.

Esto obligó a la Nueva Mayoría a dar dividida la campaña presidencial y a no realizar primarias. Al enfrentarse a esta situación, los otros partidos de la coalición, entre ellos el Partido Comunista, fueron incapaces de adoptar, con agilidad e inteligencia, alguna medida para realizar las necesarias primarias. Recordando lo ocurrido en 1969-70 con la Unidad Popular y la designación del candidato único, echamos de menos a don Lucho Corvalán.

La no realización de primarias de la Nueva Mayoría constituyó un primer duro golpe para la candidatura de Alejandro Guillier. Esto fue aprovechado por los medios de comunicación en manos de la derecha para hacerla desaparecer durante un buen tiempo.

Por otro lado, los partidos e independientes que estaban por Guillier debieron dedicar esfuerzos y tiempo a la tarea de reunir las firmas para que éste se presentara como candidato independiente. Ello retrasó el inicio de la campaña propiamente tal.

A esto se debe agregar el erróneo acuerdo de la Nueva Mayoría, al que se opuso el PC, de presentar dos listas a las elecciones parlamentarias a efectuarse el domingo 19 de noviembre de 2017: “La Fuerza de la Mayoría” (PS, PPD, PR y PC) y “Convergencia Democrática” (PDC, MAS Región e Izquierda Ciudadana).

Durante el desarrollo de la campaña, Carolina Goic, candidata de la DC fue adoptando cada vez más agresiva postura contra el PC. Este afiebrado anticomunismo, condujo a la Democracia Cristiana al peor momento de su historia. Ello fue formulado muy gráficamente por Gabriel Silber, diputado de esa colectividad: “Perdimos el Gobierno, 10 diputados, 2 senadores, 6% en la Presidencial, la peor derrota en la historia de la DC y le echamos la culpa a los comunistas…qué sigue responsabilizar a los marcianos?”

La derecha de la DC se la jugó contra las reformas del Gobieno de Bachelet. Trabajó contra la candidatura de Guillier. Si hubiera alguna duda al respecto, están las declaraciones de Mariana Aylwin en una entrevista en “Radio Infinita” del jueves 21 de diciembre de 2017. Luego de reconocer haber anulado el voto en el balotaje, se refirió a la posición de la fracción derechista del PDC “Progresismo con Progreso”. Dijo: “No votamos por Guillier por no estar de acuerdo con la continuidad de la Nueva Mayoría… Hubo muchos democratacristianos que no votaron por él, algunos anularon y otros directamente votaron por Piñera”. Y agregó desafiante:”Yo hoy me siento más identificada con las posturas de Chile Vamos que con las de la Nueva Mayoría y con un alianza con Chile Vamos que con la Nueva Mayoría y el Frente Amplio”.

Finalmente, el viernes 5 de enero de 2018, la ex ministra Mariana Aylwin oficializó su renuncia a la Democracia Cristiana junto a otros 30 militantes cercanos al grupo “Progresismo con Progreso”. A través de una carta enviada a la mesa nacional de la DC, informaron que “con mucho pesar hemos decidido renunciar a nuestra condición de militantes del PDC, lo que hemos sido por muchos años o décadas…Nos mueve el haber llegado a la dolorosa conclusión que la Democracia Cristiana ha tomado un rumbo que -a nuestro juicio- se aleja de una visión propia de la sociedad, desdibujando su identidad. La Nueva Mayoría dejó de ser una alianza de centro izquierda al estar bajo una clara hegemonía de una izquierda refundacional”.

Entre quienes firmaron el escrito y, junto a Mariana Aylwin también renunciaron a la colectividad, se encuentran el ex subsecretario Clemente Pérez, el ex ministro Hugo Lavados y el ex superintendente Álvaro Clarke.

Cap 3. La principal causa del triunfo electoral de la derecha

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017 (III)

Iván Ljubetic Vargas, historiador

No hacerse el harakiri,
pero tampoco hacerse el leso

CAPÍTULO III: LA PRINCIPAL CAUSA DEL TRIUNFO ELECTORAL DE LA DERECHA

El candidato de la Centro-Izquierda fue derrotado porque no contamos en la actualidad con un Movimiento Obrero poderoso en cantidad y calidad.

¿Qué es Movimiento Obrero?

En la Introducción de los Estatutos del Partido Comunista de Chile, titulada “Principios Básicos” se señala: El Partido Comunista de Chile… “es un Partido revolucionario, que lucha por el socialismo y reconoce el papel motriz de la clase obrera, de los trabajadores y trabajadoras, en el progreso y transformación social”.

En mi opinión, es necesario precisar el concepto de fuerza motriz.

UNA CLASE EN SÍ

En el desarrollo de la clase obrera, Carlos Marx distinguió dos etapas. Una de ellas es cuando tiene la categoría de una clase en sí, en que los trabajadores tienen existencia objetiva, pero carecen de conciencia de clase y organizaciones propias en lo político y en lo sindical.

Esta fue la condición en que existió la clase obrera chilena desde el surgimiento de sus primeros destacamentos en la región de Atacama en los años 20 del siglo XIX hasta el segundo decenio del siglo XX.

La clase obrera chilena nació combatiendo. La primera huelga tuvo lugar en el mineral de plata de Chañarcillo en 1834 (uno de los cuatro primeros movimientos reivindicativos obreros del mundo, y 14 años antes que apareciera el “Manifiesto del Partido Comunista” de Marx y Engels, en febrero de 1848). En el siglo XIX llevó a cabo 110 huelgas. Pero fue una clase en sí.

RECABARREN: UNA CLASE PARA SÍ

Dos condiciones permitieron el salto de calidad del proletariado chileno de una clase en sí y su transformación en una clase para sí.

Una objetiva: la existencia de una clase obrera numerosa y combativa. Otra subjetiva: la extraordinaria labor realizada por Luis Emilio Recabarren.

Éste comprendió que no bastaba la combatividad de los obreros. Con mucha dedicación, esfuerzos y sacrificios, entregó a los trabajadores chilenos los tres elementos que le permitirían jugar un papel importante en los acontecimientos nacionales:

1.- Conciencia de Clase

Luis Emilio Recabarren es el más grande educador de masas de la historia de Chile. Fue incansable en la lucha ideológica, con el fin de ganar a los obreros para las posiciones revolucionarias. Fundó 11 periódicos, escribió en cerca de cincuenta. Educó con sus discursos, conferencias, polémicas públicas, obras de teatro, con sus conversaciones personales. Escribió varios libros. En 1910 publicó tres folletos: “La huelga de Iquique de 1907”, “Ricos y pobres a través de un siglo de vida republicana” y “Mi juramente”. Son las primeras obras marxistas escritas en Chile.

Fue así como forjó conciencia de clase en amplios sectores obreros, a través de la educación y de su ejemplo. Tener conciencia de clase es tener una conciencia real o verdadera,

2.- Partido revolucionario de la clase obrera

Recabarren no sólo jugó el rol de educador de masas, fue, además, un extraordinario organizador.

El 4 de junio de 1912, treinta revolucionarios, convocados por Recabarren, fundaron en Iquique el Partido Comunista de Chile en el local de “El Despertar de los Trabajadores”

3.- Movimiento sindical clasista

Recabarren reconstruyó el movimiento sindical clasista. Este había surgido en enero de 1900 con las Mancomunales, las que desaparecieron con la masacre de la Escuela Santa María de Iquique, perpetrada el sábado 21 de diciembre de 1907. Sus esfuerzos culminaron con la formación de la Federación Obrera de Chile, la gloriosa FOCH, el 25 de diciembre de 1919.

EL MOVIMIENTO OBRERO CHILENO, FUERZA MOTRIZ DE NUESTRA HISTORIA

Fue al cumplirse estas tres condiciones, que la clase obrera chilena superó la categoría de una clase en sí, para alcanzar la de una clase para sí. En ese momento nació el movimiento obrero chileno, la fuerza motriz de nuestra historia. Ello ocurrió en la segunda década del siglo XX.

A Luis Emilio Recabarren, con toda justicia, se le llama padre del Movimiento Obrero chileno.

El concepto de Movimiento Obrero ha sido poco estudiado y mal comprendido. Se le confunde con clase obrera o con movimiento sindical.

El Movimiento Obrero se puede definir como la clase trabajadora que ha alcanzado la categoría de una clase para sí. Con madurez ideológica, es decir, que tiene conciencia de clase; que cuenta con un partido revolucionario y un movimiento sindical clasista.

EL PUEBLO UNIDO

Hacia fines de los años 60 del siglo XX existía un poderoso Movimiento Obrero. En torno a él se unieron amplios sectores de la población. Fue así como triunfó el 4 de septiembre de 1970 y conquistó el Gobierno Popular el 3 de noviembre de ese año, la más grande conquista lograda hasta ahora por el Movimiento Obrero chileno.

Fue entonces, cuando los trabajadores jugaron el papel de la fuerza motriz del desarrollo social. Lo pudieron hacer porque eran una clase para sí: con conciencia de clase, con un poderoso partido revolucionario y una potente CUT.

LA GRAN DERROTA

El 11 de septiembre de 1973 el imperialismo y la reacción criolla emplearon la forma más violenta y cruel de golpe de estado, un golpe fascista. El asalto a sangre y fuego del poder; la destrucción de toda forma de democracia, el exterminio físico de los revolucionarios, comenzando por el heroico compañero Presidente.

El golpe fascista fue la respuesta de la burguesía más reaccionaria a los avances logrados por el movimiento obrero, creado por Luis Emilio Recabarren.

Los fascistas no reemplazaron un gobierno por otro, sino destruyeron el proceso revolucionario que llevaba a cabo la Unidad Popular e impusieron por la fuerza un régimen neoliberal, el capitalismo salvaje. Para lograrlo emplearon el terrorismo de estado, perpetrando el genocidio del pueblo chileno.

Su objetivo era cambiar a Chile en todos sus aspectos. Y, desgraciadamente, en 17 años lo lograron.

EL MOVIMIENTO OBRERO POS DICTADURA

Actualmente, el movimiento obrero chileno aún no logra superar las graves heridas que le propinó el fascismo. La conciencia de clase sólo existe en pequeños sectores de trabajadores; sus organizaciones sindicales son débiles y el partido revolucionario es reducido.

En estas difíciles circunstancias la lucha ideológica adquiere un rol decisivo.

La ideología burguesa y la pequeña burguesa, difundidas a través de los poderosos medios de comunicación que poseen las clases dominantes, forja en amplios sectores de trabajadores lo que se llama una conciencia falsa. Es decir, estos no comprenden cuáles son sus verdaderos intereses de clase. Viven como pobres, pero piensan como ricos. Entonces actúan inconscientemente, contra sus propios intereses.

RECONSTRUIR UN PODEROSO MOVIMIENTO OBRERO

La gran tarea, entonces, es forjar entre los trabajadores la conciencia de clase. Es decir una conciencia real. Y ello se logra a través de la educación política, de la educación revolucionaria. Solamente al tener una conciencia real, una interpretación consecuente de sus intereses de clase, pueden los trabajadores ser constructores conscientes de la historia.

Esto nos enseñó Recabarren, el más grande educador de masas de la historia de Chile

Por otra parte, es imprescindible fortalecer el movimiento sindical y el Partido de la clase obrera.

NO BASTA SER TRABAJADOR

No basta ser obrero, trabajador, para jugar el rol de fuerza motriz de la historia. ¿Lo juega hoy la mayoría de la clase trabajadora cuando tiene conciencia falsa, cuando priman en su cabeza los conceptos ideológicos de la burguesía o pequeña burguesía? ¿Cuándo en vez de su carné de socio sindical o militante revolucionario exhibe la tarjeta de crédito? ¿Cuándo en vez de la solidaridad de clase prima en él una posición individualista, egoísta?

POR ESO…

Es necesario precisar que el papel motriz en el progreso y la transformación social lo juega la clase trabajadora en su condición de clase para sí, es decir como Movimiento Obrero.

El no contar con una poderosa fuerza motriz, con un potente Movimiento Obrero, abrió el camino para el triunfo de la derecha sediciosa, golpista, genocida y corrupta en las elecciones presidenciales de 2017.

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembr ede 2017 (II)

Iván Ljubetic Vargas, historiador

No hay que hacerse el harakiri,
pero tampoco hacerse el leso.

CAPÍTULO II: ALGUNAS CIFRAS DE LA PRIMERA Y SEGUNDA VUELTA PRESIDENCIAL 2017

Resultados de elecciones presidenciales:

Primera vuelta:

Sebastián Piñera: 2.416.054 votos (36,64%)

Alejandro Guillier: 1.496.560 “ (22,70%)

Beatriz Sánchez: 1.336.622 “ (20,27%)

José A. Kast: 522.946 “ (7,93%)

Carolina Goic: 387.666 “ (5,88%)

Marco Enríquez: 376.406 “ (5,71%)

Eduardo Artés 33.755 “ (0,51%)

Alejandro Navarro 24.015 “ (0,36%)

Si sumamos votos del “progresismo” (Guillier, Sánchez, Goic, Enríquez y Navarro) son: 3.621.269 votos

Derecha (Piñera y Kast): son 2.939.000 votos.

Segunda vuelta:

Votaron: 7.024.222 electores (49% del total de inscritos), 319.626 personas más que en la primera vuelta.

Sebastián Piñera: 3.795.896 votos (856.896 votos más

que la derecha en primera vuelta)

Alejandro Guillier: 3.160.225 votos (461.044 votos

menos que la suma de los

“progresistas” en la primera vuelta)

EN LA MAYORÍA DE LAS COMUNAS POPULARES DE LA PERIFERIA DEL GRAN SANTIAGO TRIUNFÓ GUILLIER

Por ejemplo, San Joaquín: 57,61% contra 42,39%;

San Miguel: 57,61% contra 42,39%;

La Florida: 57,61% contra 42,39%;

La Pintana: 56,42% contra 43,58%;

La Granja: 56,28% contra 43,72%;

Renca: 56,04% contra 43,96%;

Lo Prado: 55,52% contra 44,48%;

Pudahuel: 54,01% contra 45,99%;

Quinta Normal: 53,10% contra 64,90%;

Maipú: 52,14% contra 47,86%;

Recoleta: 51,76% contra 48,24%;

Padre Hurtado: 50,41% contra 49,59%;

Peñalolén: 50,26% contra 49,74%.

EL PUERTO ROJO CUMPLIÓ (La más dura derrota de Piñera)

Comuna de San Antonio: Guillier: 61,87%

Piñera: 38,13%.

COMUNAS EN QUE MÁS CRECIÓ LA DERECHA EN LA SEGUNDA VUELTA NE COMPARACIÓN CON LA PRIMERA:

1. Puente Alto 43,0%

2. Los Ángeles 38,6%

3. La Florida 35,9%

4. Maipú 34,6%

5. Rancagua 34,3%

6. Temuco 33,1%

7. Santiago 30,7%

8. Antofagasta 26,6%

9. Viña del Mar 25,6%

10. Las Condes 17,8%

(En Puente Alto y Santiago Beatriz Sánchez alcanzó gran votación en primera vuelta)

COMUNAS EN QUE MÁS DISMINUYÓ EL “PROGRESISMO” EN LA SEGUNDA VUELTA CON RESPECTO A LA PRIMERA:

Maipú 20.000 votos

Valparaíso 12.000 votos

Viña del Mar 11.000 votos

(Valparaíso es el fuerte de Frente Amplio)

REGIONES EN SEGUNDA VUELTA

Piñera ganó en todas las regiones, con excepción de Aysén y Magallanes

VOTACIÓN EN EL EXTERIOR EN SEGUNDA VUELTA

Guillier: 12.760 votos (60,66%)

Piñera: 8.277 “ (39,34%)

Reflexiones de un militante comunista de base en torno a la derrota de diciembre de 2017 (I)

Iván Ljubetic Vargas, historiador

 

No hay que hacerse el harakiri
pero tampoco hacerse el leso

CAPÍTULO I: UNA PALIZA DURA E INESPERADA

La derrota sufrida por la centro-izquierda el domingo 17 de diciembre de 2017 fue terrible. Significó un retroceso enorme para nuestro país. Vuelve a la Presidencia de la República la derecha sediciosa, golpista, genocida y corrupta y, por segunda vez después de la dictadura, a través del voto.

Lo primero que salta a la vista es que como centro-izquierda y como Partido Comunista se requiere hacer un serio análisis crítico y sobre todo autocrítico. Cara al pueblo. Sincero. Llamando la cosas por su nombre, sin eufemismos. Duela a quien duela. Es lo que yo llamo una autopsia a la derrota.

Los factores que influyeron en la derrota del 17 son muchos, de distintos aspectos, con variadas responsabilidades.

Hay mucha tela que cortar. Trataremos de entregar nuestra modesta contribución en sucesivos capítulos, teniendo en cuenta que no se trata de llorar sobre la leche derramada, sino que, a través de un análisis correcto, superar nuestros errores y avanzar hacia futuras victorias, para las que no esperaremos cuatro años. La pelea la iniciamos ahora mismo. A llevar a cabo nuevas reformas en la línea de destruir los antidemocráticos amarres dejados por la dictadura fascista de Pinochet. A prepararnos para defenderlas a partir del 11 de marzo de 2018.

Estas reflexiones las escribe un militante que este 15 de enero de 2018 cumple 70 años en las filas comunistas.